Aún recuerdo ese día, intentaba mover a mi gente para rescatarlas a las dos, en el ambiente se notaba la tensión y desesperación. Sabíamos a quién nos enfrentábamos, que el tipo era capaz de todo...Pero no de quitarme a mi niña.
Cuando ví su cuerpo...
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Lara
Mierda y recontra mierda.
Me apoyo en la puerta, sabiendo que detrás de ella está Henry, no quería afrontar el sentimiento que está empezando a aflorar en mi y que me hace romper cada una de las barreras que he puesto con cada chico, con cada hombre... No, no puedes permitirlo Lara, tienes que ser fuerte, además el no te gusta y es otro chico más, un polvo más.
Corro hacia la isla de la cocina agitada, tomo el celular dispuesta a llamar a Faith. Un tono, dos tonos, tres tonos, no responde. Mierda, si no responde juro que me lanzo por la ventana. Todo pensamiento se borra de mi cabeza cuando escucho a Henry tocar la puerta de nuevo. Ya me jodí, estoy jodida, y no soy capaz de dejarlo afuera. Decido mandarle un mensaje a Faith para que venga a mi rescate, cuando estoy a punto de abrir la puerta mi celular suena.
Suelto el pomo de la puerta y me regreso a la cocina alterada, Henry a movido en mi cosas que nadie más lo ha hechos, cierto que ahorita lo sigo viendo como amigo pero...¿Si él quiere algo más que amistad? Yo no estoy preparada para una relación, siento que tanto amor me abruma y tanta atención me pone nerviosa. Siento que es mucho para mí.
-Hola Lara. ¿Que suce.- La interrumpo.
-Escúchame bien Pandita, está aquí Henry, tengo miedo, si no vienes ya u me salvas la patria te juro que me lanzo por la ventana.- Escucho su risa.
-Tienes que coger tus ovarios de oro y hablar con el, ¿No eras tú la más fuerte de las dos?- Me desafía, se que trata de molestarme pero en este momento no estoy para bromitas.
-Esta allí, en mi puerta, con unas pautas flores y una hermosa sonrisa. ¿Qué crees que tengo que hacer ante eso?- Pido un último consejo ante de entregarme a mi inevitable final.
-Solo aceptalas, abre tu corazón hacia el, el amor es muy bonito para que no te permitas vivirlo.- Dice sus últimas palabras y corta la llamada. Faith tiene razón, tengo que sacar mi valentía, para algo tiene que funcionar la maldita. Me acerco rápido a la puerta y finalmente abro...
Lo veo sentado en la acera, su corbatín negro en el cuello de la camisa, siendo está de color blanca. Pantalones oscuros y zapatos negros.
-Hola.- Esboza una sonrisa igual como la de un niño, luego se rasca la nuca.
-Hola.- Hablo nerviosa, tratando de limpiar el sudor que empiezo a notar en mi palma izquierda, a la par, esbozó una sonrisa nerviosa.- Pasa.- Abro la puerta por completo y me aparto para que pueda entrar. Recorre el lugar con sus ojos hasta que finalmente cierro la puerta.
Me ve, y sus ojos, esos ojos marrones me hechizan por completo, tiene su carita angelical pero se comporta como todo un caballero. Me tiende en silencio el ramo de flores, lo tomo con una sonrisa en mi rostro, las huelo y las llevo a un jarrón pensando meticulosamente en cada acción que realice.
