Aún recuerdo ese día, intentaba mover a mi gente para rescatarlas a las dos, en el ambiente se notaba la tensión y desesperación. Sabíamos a quién nos enfrentábamos, que el tipo era capaz de todo...Pero no de quitarme a mi niña.
Cuando ví su cuerpo...
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Henry
Cuando Faith me llamó y me dijo que necesitaba ayuda no dudé en tenderle la mano, aunque si, es raro tenerla en la casa pero, amiga es amiga, y segura ella hubiese hecho lo mismo. Termino de abrir la puerta para que ella pase, noto que con sus ojos escanea todo.
—No estaba preparado para tu venida, así que acondicioné el cuarto de lavandería para ti, es pequeño si, pero es la única habitación que tengo.— La veo mientras que pongo las llaves en el mesón.
—Tranquilo, muchas gracias por recibirme, y también me disculpo por el abuso.
—No, no es nada. Toma todo lo que quieras de la nevera y sientete en casa.
—Muchas gracias.— Le doy una sonrisa y me dirijo a mi cuarto, casa vez que veo a Faith me recuerda a Lara, no se por qué la verdad, a lo mejor porque comparten el mismo sentido del humor.
Me siento en la cama y entro a la galería de mi celular, veo las fotos de Lara, mi chica pelirosada, la que siempre está presente en mis pensamientos y se cuela en mis sueños, anhelo el día de volverla a ver, no nos vemos ni hablamos desde el día en el cual ella me rechazó.
Me acuesto mientras que arreglo mi pene, la razón por la que los hombres nos tocamos mucho el paquete es por 3 razones.
Nos pica.
Para arreglarlo.
O por simple manía.
Decido buscar a Lara en redes sociales, nunca lo había hecho así que tengo miedo de lo que me pueda encontrar porque como dicen por allí: El que busca encuentra y tengo miedo de lo que pueda encontrar. Reviso su perfil en Instagram, su última foto fue la semana pasada, se encontraba de espaldas en un balcón, viendo hacia el horizonte, la foto fue tomada de noche.
En el pie de la foto dice: Se que fallé, se que te lastimé, pero también se, que no me perdonarás.
Lo que transmitía la foto de verdad se veía como pesar, dolor y arrepentimiento, a pesar de no ver el rostro de Lara puedo sentir todas esas emociones negativas que guarda dentro de sí. Ella no es la típica chica que le cuenta sus problemas a todo el mundo, y tampoco refleja lo que le aconcoja.
Decido mandarle un mensaje privado, se que no debiera insistir, lo nuestro no irá para ningún lado, pero no puedo evitar escribirle y querer saber de ella así sea unos instantes. Voy a empezar suave, sin presiones.
—Hola ☺️.—Tipeo en el teclado. Emoji sonriente al final, sin ser seco pero tampoco desesperado. Espera...¿Ese emoji no parecerá de psicópata? Mejor lo borro.— Hola!—Ahora ese signo al final parece de marica. Sabes que, solo le voy a poner un simple Hola sin tantas complicaciones.—Hola.
Escribiendo...
¡Maldición! Nunca he estado tan nervioso en mi vida, las manos me sudan y veo cada dos segundos la pantalla, parezco un adolescente virgen con su primera novia.
