28 - SEGUNDA PARTE

145 28 21
                                    

La tensión se podría cortar con el filo de una uña en la casa de los Ártamo. Si Nana da más vueltas va a acabar erosionando el suelo y en cierto momento, las palabras se han evaporado para dar lugar a un silencio sepulcral que solo está interrumpido por el eco de sus pasos.

—Repasemos lo que sabemos...

—No —la interrumpo—. Le hemos dado al menos un millón de vueltas al tema, paso de volver a repetirlo. Raquel es una Kulua, nos ha tenido engañados todo este tiempo y ha secuestrado a mi mejor amiga. A mi mejor amiga, que es una puñetera persona normal que no tenía que haberse visto envuelta en todo esto. No hay más información oculta.

—Lo que no entiendo es cómo han conseguido hacer una transformación tan larga. Hasta el momento se han mantenido cerca de la costa, así que es evidente que no son capaces de mantenerla por periodos largos de tiempo, pero si ha podido...

—Pues de alguna manera lo han conseguido y estamos jodidos, Nana.

—Eres el colmo de la positividad —se mofa Leo, pasándose los dedos por los ojos, con cansancio.

Hace tres horas del encuentro con Lula. La trajimos a casa y se echó en brazos de su padre, que parecía tan sorprendido como nosotros de esa muestra de afecto tan profundo. La subieron a su habitación en un abrir y cerrar de ojos, y Nico fue el encargado de informar al resto de personas que se encontraban en la mansión.

Yo ya no tengo ni idea de qué le voy a colar a mi madre para justificar mi ausencia. Le dije que iba a ir a ayudarla a limpiar y creo que lo único que me queda es jugar la carta de post-adolescente caprichosa y ponerle alguna excusa vaga que parezca que quiera decir en realidad que paso tres pueblos de coger el mocho.

Me doy dos palmadas en la cara con ambas manos, intentando espabilarme.

—Necesito un café.

Me levanto con decisión y me dirijo a la cocina. Como soy plenamente consciente de que cualquier cosa que un Ártamo haga en esa habitación va a tener un sabor bastante despreciable, cojo la cafetera italiana que reposa sobre los fuegos y vierto su contenido en la pila sin miramientos. Me importa tres mierdas lo que puedan pensar de mí. Mi mejor amiga ha sido secuestrada por unas criaturas que no hace unas semanas no sabía ni que existían —y que ella desde luego no debe llegar a saberlo nunca— y yo necesito un café que no sepa a abono de huerta.

Cojo de la alacena el bote de café molido como si fuera mi casa y me pongo a preparar la cafetera. A mis espaldas, noto la presencia de Nico, y la percibo llena de preocupación. No obstante, no se preocupa por la situación sino por mí, porque yo esté bien.

Empiezo a estar hasta el moño de saber qué siente cada uno en cada momento. Casi prefiero estar en presencia de Leo, que tiene las emociones más a raya, que me resulta al menos una pizca indescifrable. Algunos misterios existen por motivos más que sólidos.

—Igual deberías ir a ver si Lula está bien —sugiero , sin volverme y en tono más seco de lo que me hubiera gustado.

No dice nada, solo se va, y toda esa preocupación se va con él. Me quedo sola por unos instantes que agradezco al mismo nivel que bañarme en la playa en un día de calor. No tardará en venir alguien a estropeármelo, pero esos segundos son solo para mí.

Mientras pongo la cafetera y enciendo el gas, apoyo ambas manos en la encimera de granito y alzo la cabeza, respirando hondo.

Estamos bien jodidos. Honestamente, la guerra ha dejado de importarme. Mi supuesto Legado, también. Que les den. Si tiene que costar la vida de Cris, no merece la pena. Y punto. Nunca he tenido nada tan claro en toda mi existencia. Aunque esta misma existencia haya sido planeada por algún tipo de Legado mágico, sigo siendo la dueña de mi destino... ¿no?

Invocadora [COMPLETA]Where stories live. Discover now