34

134 25 13
                                    

Solo he estado en el faro una vez antes de hoy, en una excursión escolar cuando teníamos ocho años. Cris pasó tanto miedo que se hizo un poco de pis encima y le ayudé a ocultarlo (con muchos pañuelos de papel y más imaginación) y eso nos acercó aún más.

Esta anécdota, que siempre recordamos entre risas, me trae ahora un sabor amargo a la boca del estómago. Cris está ahí, pasando miedo de nuevo, pero esta vez con razón.

Hace años que el faro ya está abandonado. Se mantiene como museo, tengo entendido, pero nadie le hace el más mínimo caso. No es un faro impresionante ni nada de eso, un simple esbozo del poder pesquero que tuvo una vez Azor y que ya hace bastante que perdió.

Aún así y a pesar de no ser una construcción majestuosa, ni siquiera demasiado grande, en cuando aparece ante nuestros ojos no puedo reprimir un escalofrío.

Estoy en el coche de Daniel, con Nico y Lula. La mezcla de emociones es intensa, pero como que siento yo se asemeja bastante, ni siquiera tengo que lidiar con ella.

Lula sigue blanca, pálida en el asiento de atrás. Nico le coge de la mano y su preocupación se reparte entre ella y yo, lo que resulta un alivio. Ha insistido en venir, a pesar de que le hemos ofrecido quedarse en la mansión. Soltó un "ha sido culpa mía" y no se volvió a hablar más del tema. Yo no la culpo, no sé si lo sabe. No sé si soy capaz de decírselo, tampoco. Me culpo solamente a mí, porque si Cris no fuera mi mejor amiga, no estaría en esta situación, y eso no va a haber nadie que sea capaz de rebatírmelo.

Leo conduce el otro vehículo y transporta a Sarah y a Khadim, y creo que es porque se trata de la única persona capaz de mantener la compostura en las circunstancias en las que estamos y ellos siguen siendo extraños, personas que tienen que llevarse una cierta impresión de la familia Ártamo.

No puedo evitar sentir lástima por nuestro grupo y por nuestro plan: al fin y al cabo, somos siete personas contra vete a saber cuántos Kulua. Y el tema de que llevan toda su vida entrenando para enfrentarse en luchas cuerpo a cuerpo y que por ello podrán defenderse y defenderme... bueno, no me lo termino de creer del todo.

Llamadme escéptica después de que todo lo que creía verdad haya resultado ser mentira.

Los dos coches aparcan uno al lado del otro en la pequeña explanada ante el faro y como si el tiempo pudiera fundirse con los ánimos, se pone a llover. Un nubarrón corona el faro como si quisiera advertirnos: aquí no, dad media vuelta, solo encontraréis peligro.

«Haría falta por lo menos un huracán para alejarme de mi mejor amiga» pienso, respondiendo a una discusión imaginaria.

Los rostros de todos son serios, expectantes. Sus esencias denotan determinación pero también cierto nerviosismo. No les culpo: supongo que no debe ser lo mismo prepararte para luchar que realmente tener que hacerlo.

En cuanto a mí...

—¿Cómo estás? —Nico me lee la mente y me agarra del codo con suavidad.

El mero roce de su mano contra mi piel hace que salten chispas en mi pecho. Y por una de esas chispas, recuerdo el beso. Sus labios, la necesidad que nos envolvió... y con un carraspeo vuelvo a apartarlo de mi mente.

No así. No ahora. Luego.

«Como siga con los "luego" se me va a terminar la vida».

—Estoy bien —le aseguro, separándome con suavidad. Luego abarco con la mirada a todo el grupo— ¿Preparados?

Asienten y Daniel y Sarah encabezan la marcha, seguidos de cerca por todos nosotros. Detrás del faro hay otra explanada hacia los acantilados, y todos nos dirigimos hacia allí sin dudarlo.

Invocadora [COMPLETA]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang