37. Los soñadores no abandonan

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Luego de unas cuantas horas al fin habíamos llegado. El bello sol resplandeciente nos recibía, era un día maravilloso aquí en San Jorge.

Llegue a casa, llegue a mi hogar donde nunca debí irme. Mi madre se encontraba en el jardín regando las flores, al verme una sonrisa llena de amor aparece en su rostro.

Me extrañó.

Mi madre deja de regar las flores para caminar ligeramente hacía mi.

Unos brazos me rodean.

—Bienvenida mi niña —la voz de mi madre se entrecorta.     

La abrazo aún mas fuerte —Te extrañe madre.

—Y yo a ti —se aparta un poco de mi para darme una sonrisa.

Mientras mi madre y yo nos veíamos por un rato, Marco apareció a mi lado.

Vaya, me había olvidado de Marco.

—¡Oh!, él es Marco.

Mi madre lo mira de arriba abajo y luego le da una sonrisa afectuosa —Eres el novio de mi hija, mucho gusto soy Alicia.

—El gusto es mío señora Alicia —Marco sonríe mientras hace una reverencia.

Lo veo para luego levantar una ceja.

¿Reverencia?, ¿es en serio?.

Aunque es muy romántico y poco común en estos tiempos.

Nos adentramos a casa, mientras Marco y yo subimos a mi ‘antigua’ habitación, mi madre se queda en la cocina preparando la comida.

Abro la puerta de mi habitación y entro. Me quedo inmóvil por un momento, tantos recuerdos tengo en esta habitación. Volteo a ver la mesita donde mi loro Pupi mantenía, ahora no había nada allí, camino y me acerco a la ventana, echo un vistazo a la casa de en frente.

Tebi…

Sonrió.

Marco pone sus manos en mis hombros —Viejos recuerdos.

Sonrió sin verlo —Así es, es muy nostálgico.

—Pero volviste y viniste a disfrutar tus vacaciones, así que animo Ninfa, pronto verás a tu amigo Tebi.

Mi cara se llena de emoción —Por supuesto, Tebi…

Marco se tira a la cama —Así que tendremos sexo en esta cama, interesante.

Si, donde tambié  tuve sexo con Mat.

Mat…

—Qué estas pensando Ninfa.

Sacudo mi cabeza —¿Qué?, nada, solo… recordé que Tebi llega mañana, su vuelo se pospuso, no lo recordaba.

—Ah, esta bien, descansaremos hoy.

***
 
—¿Qué es lo que huele tan rico? —pregunto al entrar a la cocina.

Mi madre voltea a verme —Adivina.

Entrecierro mis ojos y luego los abro en sorpresa —¡Torta de chocolate! —digo emocionada.

Marco me ve sorprendido.

—Es mi torta favorita y la de papá… —digo.

Marco sonríe —También es mi torta favorita.

Nos sentamos en la mesa para comenzar a comer.

Hablamos de todo un poco con mamá, le conté sobre mi trabajo, sobre la novela que estoy escribiendo, sobre nuestros amigos, sobre cada locura que hacíamos, mi madre reía con alguna cosa graciosa que le contaba.

—Me alegro mucho que te este yendo bien Susan, tu padre estaría muy orgulloso de ti.

Sonrió de boca cerrada.

Marco habla.

—Susan se ha enfrentado a muchas pruebas que la vida le ha puesto, he sido testigo de cada uno de ellos y podría decirle que es una chica muy optimista, ella no se rinde tan fácil, ella misma se labro su propio destino. Y como ella misma decía: “Los soñadores no abandonan”. Susan me enseño eso, ella nunca abandono su sueño, lucho por ello y por eso hoy en día es la chica que es, una gran escritora.

Unas pequeñas lagrimas salen de mis ojos.

Al parecer a mi madre también la conmovió, sus ojos están cristalizados.

—Perdóname por no creer en ti, Susan. Sé que muchas veces te regañaba por estar escribiendo y te decía mil de cosas para que dejaras de hacerlo, estuve segada, pensé que no llegarías a ningún lado con eso solo porque yo fracase.

Mi madre inclina su cabeza.

La veo confundida —¿Qué tú fracasaste?.

Mi madre levanta su cabeza para verme a los ojos —Susan, cuando yo tenía tu edad también me gustaba escribir y mi deseo también era el mismo que el tuyo… pero yo no creí lo suficiente en mi. Fracase y me dije que nunca mas volvería a escribir y al verte a ti, tan inclinada a la escritura, sentía mucha rabia e impotencia, no quería que siguieras ese camino y hacía lo que podía para no permitir que la realidad te golpeara. Pero tu padre fue ese motor, el que te impulso a seguir adelante y luchar por tus sueños, el que no dejo que te rindieras tan fácil…

—Mamá…

No sé que decir, estoy sorprendida. Nunca supe que mi madre en su juventud también le gustaba escribir.

—Pero son cosas del pasado, estamos en el presente y créeme que estoy muy orgullosa de ti Susan —mi madre sonríe.

—Lo siento madre…
 
Terminamos la melancólica conversación con mi madre. Marco y yo nos dirigimos a la habitación.

Nos acostamos en la cama cansados, el viaje nos agoto y la torta nos dejo repletos.

—Tu mamá es una gran persona.

—Lo es —sonrió.

Marco voltea a verme —Tú tienes ciertos rasgos de parecido a ella, aunque… quisiera ver alguna foto de tu papá, tal vez te parezcas mas a él.

Rio.

Agarro una foto de la mesita de noche.

—Aquí salgo con papá.

Marco observa la foto por un rato —A pesar de que tu cabello es castaño como el de tu madre y tus ojos marrones, físicamente, tu nariz, la forma de tus ojos, tu boca y cuando sonríen, eres igualita a tu papá.

sonrió —Si, mi hermano Edwar me lo ha dicho, yo soy la que mas se parece a mi padre físicamente y no solo eso, en su forma de ser, soy mas como papá.

—Eres hermosa Ninfa, en todos los aspectos.

Abrazo a Marco y cierro mis ojos. Sin darme cuenta entro en un profundo sueño.
 

El Sueño De Susan✔️Where stories live. Discover now