44. De vuelta a casa

109 57 20
                                    

Mientras conducíamos de vuelta a la ciudad, no había dicho una sola palabra en todo el camino, Marco por otro lado tampoco pronuncio palabra.

Mi cabeza estaba vagando en otro mundo, pensando y pensando.

No sé porque soy tan pensadora. Suelo pensar mucho, sobre todo.

A veces pensar tanto puede llegar a ser malo. Eso me decía papá.

La voz de Marco me devuelve a la realidad.

—¿En qué piensas? —dice sin dejar de ver al frente mientras conduce.

Me sobre salto un poco —Lo siento, estaba pensando... en Mat… en su situación.

Marco carraspea —Sé que es muy difícil todo esto, pero saldrá adelante, ya lo veras Ninfa, no te preocupes —Marco sonríe y posa su mano encima de la mía para acariciarla.

Le devuelvo la sonrisa —Perdón.

Marco levanta una ceja confuso —¿Perdón por qué?.

—Te he tenido olvidado estos últimos días…

—No te preocupes, no es nada. Son tus amigos, tenías derecho a compartir y tener tu espacio con ellos —sonríe.

—Lo sé, pero aun así siento que no te di la mayor atención como mi pareja.

Marco no dice nada por un momento.

—Estas terminando de sanar… y yo estaré aquí siempre, para ti.

Apoyo mi cabeza sobre su hombro —Te quiero Marco.

—Yo te amo Ninfa —Marco susurra.

Escucho su voz a lo lejos mientras el sueño comienza a invadirme.

—Gracias… —susurro entre dormida.
 
***
 
Abro mis ojos para encontrar a Marco acostado frente a mí viéndome con una sonrisa.

Bostezo —¿Ya llegamos? —digo mirando a todos lados—. Estamos en mi habitación.

Marco ríe —Anoche llegamos.

Me pongo de pie —¿Me quede dormida?. Oh si, ya lo recuerdo.

—Dormías tan ha gusto que no quise despertarte. Pero levántate, preparé desayuno y no quiero que se enfríe —dice Marco poniéndose de pie con alientos.   

Levanto una ceja —¿Desde cuando cocinas?.

Marco sonríe mostrando sus blancos dientes —Es mi primera vez, espero que te guste Ninfa.

—Oh por Dios, espero que no hayas hecho un incendio en mi cocina.

Marco entrecierra los ojos —Que poca fe me tienes.

Bajamos a desayunar, Marco quiso atenderme, puso en la mesa los platos. Había preparado, huevos revueltos con chocolate y tostadas… que por cierto se le había quemado un poquito nomas.

Miro aquel desayuno y al frente mío a Marco sonriendo expectante a mi reacción.

—Bien… a comer —digo con una sonrisa.

Comienzo a probar el huevo.

Hago una mueca —Esta salado —digo dándole un sorbo al chocolate.

Marco me ve confuso a lo que él prueba sus huevos.

Escupe —Si, esta salado.

—Y las tostadas se te quemaron —digo al verlo.

Marco y yo nos quedamos viéndonos por un rato hasta que por ultimo soltamos una risa.

El Sueño De Susan✔️Where stories live. Discover now