they are like... little stars.

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25 DE MARZO 2019Madrid, España

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25 DE MARZO 2019
Madrid, España

clara's point of view.

El día estaba bastante frío en Europa, y ya teníamos que ir haciendo las maletas para ir hacía el Medio Oriente, donde se disputaría la próxima carrera, en una isla.

—Nunca fui a Baréin.— le digo a Lando, quien estaba recostado en mi cama con los ojos cerrados y sus brazos cruzados.

Mis dos valijas se encontraban al otro lado de la cama, mientras veía como la lluvia volvía a caer del lado de afuera, haciéndo que varias gotas choquen contra la ventana.

—Lando.— me di media vuelta y llamé al chico, el cual me respondió con una especie de gruñido.

—Lando!— volví a llamarlo. Pero el simplemente me ignoró y se dio la vuelta, dándome la espalda para seguir durmiendo.

Solté una risa y me encaminé hacía el chico, para taparlo completamente con la manta que estaba a un lado de él.

—Gale. Dormí conmigo.— me dice, abriendo sus brazos.

Dios, creo que me hizo derretirme de ternura la forma en la que Lando me dijo esas tres simples palabras.

Tenía aproximadamente doce años cuando comenzaron a decirme Gale sinónimo de Rayo, en español. Estabamos encima de los Go-Karts. Era mi primer carrera en competencia nacional, contra chicos y chicas de todo Estados Unidos, había logrado un buenísimo primer puesto y estaba emocionada. Todo Texas empapelo la ciudad con mi cara.

"GALE: Owner of the Podium"

De ahí en más, mis compañeros de la escuela en Argentina habían tomado Gale como apodo y prácticamente casi todo mundo me llamaba así. Era un apodo tierno, me recordaba buenos momentos de mi vida y que el chico frente a mi me llame de la manera como me llamaban cuando era chiquita, hacía que mi corazón comience a latir a mil por segundo.

—Lando... en tres horas sale el vuelo... estamos bastante lejos del aeropuerto. Seguramente no armaste ni tus maletas.— digo, haciendo que el piloto esbocé una sonrisa, aún con sus ojos cerrados.

—No lo hice. Pero tenemos tiempo. Abrázame y deja de poner excusas.— me dice el chico, abriendo nuevamente sus brazos.

Literalmente me rendí ante el. Corrí la manta y me recosté, dejando que el chico me abrace de manera tierna.

Mi estomago dio un vuelco cuando Lando dejó un besito en mi frente, como acostumbraba a hacer.

Lo vi abrir los ojos ante mi mirada, la cual buscaba conectarse con sus ojos, los cuales parecian cambiantes ante el día. Hoy, estaban azules y mas brillantes que nunca.

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