i guess your name is...

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21 DE AGOSTO, 2019
MIERCOLES, 18:36 PM
SAN CARLOS DE BARILOCHE, ARGENTINA

Nos adentramos en una de las fabricas de chocolate que se encontraban por el centro de la ciudad, Mamushka estaba decorado de colores rojos, por lo tanto Charles dijo que era su lugar favorito, hasta que todos probaron los chocolates que nos regalaban los empleados del lugar. Ahí todos estuvieron de acuerdo con Charlie.
El local tuvo que cerrar por la cantidad de gente que llegaba por que nosotros nos encontrabamos allí, y a pesar de que habíamos hecho lo posible por camuflarnos Pierre había insistido en manejar el Aventador negro matte, que la marca de Lamborghini me había dado la posibilidad de personalizar a mi propio gusto. El fránces se llevó al monegasco menor, mientras Charles y Lando iban conmigo en el BMW i8 que la marca me mandó no hace mucho tiempo.

—Pierre por lo que más quieras tené precaución, no es un auto que se vea acá. La gente se te va a amontonar, vos tapate la cara y anda despacio. Y cuidado con las calles.— dije, sacandole la llave del lambo de las manos, para después volverlas a poner allí, con el francés mirándome de manera muy sonriente.

—¿Si manejo bien hasta el centro ya me consideran Argentino?— dice él, poniendo el lugar al cuál ibamos a ir en su gps.

—Si manejas como el culo capaz que te consideran Argentino.— digo yo, en broma mientras suelto una risa.

La tarde, desde que llegamos se había pasado de manera rápida, aún recuerdo la cara de la recepcionista al ver como yo me sacaba los abrigos y la gorra para hablarle. El nombre Camila resaltaba en la placa y detrás del mostrador una chica de pelo negro, con varios tatuajes medio cubiertos por la camisa que le llegaba hasta los codos. La pelinegra me sonrío desde el momento en el que puse un pie en el lugar, y mientras el Llao Llao nos abría las puertas, ella se encargaba de mostrarnos el lugar.

Buenos días, tengo una reserva a nombre de Clara. Clara Fangio.— digo, acomodando la cartera en mi hombro mientras los chicos se adentraban al espacio arrastrando las valijas de todos de una manera un tanto... dificultosa.

Solté una leve risa, para después volver a girarme y mirar a la recepcionista, que estaba buscando en la computadora.

—Bien. La reserva fue hecha por tres habitaciones suite en el Ala Moreno con conexiones entre si, ¿cierto?— yo asiento, sintiendo la presencia de Lando detrás de mi cuerpo y acto seguido su barbilla ser apoyada en mi hombro, mirando las tarjetas que la chica iba dejando encima del mostrador.

Buenos días.— habla él, hacía la recepcionista que lo había saludado y yo solo atiné a sonreír ante su quebrado español.

¿Clara, podrías decirme los nombres de las personas que irán a cada habitación?— dice ella, mirándome y anotando en su computadora.

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