RUN | F1

the final countdown - part III

1 DE DICIEMBRE, 2019
DOMINGO, 14:00 PM
ABU DHABI, UNITED ARAB EMIRATES
[FINAL RACE DAY]

Mis manos, mis piernas, absolutamente todo mi cuerpo estaba en una especie de transe al que se había sometido de manera completamente involuntaria.

Los nervios y músculos de mis manos trabajaron por ellos mismos, casi como de costumbre, mientras mis ojos estaban atentos al camino.

Todo lo que había pasado hasta ahora importaba de manera inmensa, por que me hicieron estar acá hoy.

Suspiré, sintiéndome en las nubes, en el cielo por el aire y la velocidad, pero en el mismo infierno caliente al mismo tiempo, por el calor que me cubría.

Mi monoplaza y yo eramos uno, con un enemigo ante la pista en común, con un claro objetivo.

Las luces se apagaron, y el show comenzó.

Las ocho marchas de mi monoplaza iban rotando entre las deciciones que mis dedos sobre los botones traseros tomaban, mientras mi pie sobre el acelerador cesaba con el tiempo. Si me hubieran puesto ese mismo volante en un Karting, a los ocho años probablemente me hubiera largado a llorar. Los más de cincuenta botones a mi disposición, con mi vista pactada en la pista.

Pude mantener mi posición, no era fácil hacerlo con un Verstappen y un Charlie justo detrás mío.

—Bandera amarilla en sector uno, Gale.— avisó Nelson, mientras mi mirada se poscicionaba en Hamilton, que seguía con la delantera.

—Empezamos fuerte.— digo, activando mi microfono mientras mis manos se aferran al volante.

Las vueltas fueron pasando, se hacían lenta y dolorosamente eternas, hasta que pude llegar a la par de Hamilton, que no me la iba a dejar demasiado fácil a la hora de sobrepasar su posición.

—Vuelta trece. Verstappen detrás. Lewis a solo 1.05, acortando brecha. ¡Vamos Gale!—

En la vuelta treinta logré entrar a Box al tener un espacio de casi trece segundos entre Charles y yo, salí en el mismo lugar que entré, y no pasó demasiado tiempo hasta que estuve nuevamente detrás del Mercedes, sintiendo la presión sobre mi cuerpo, sobre mi cerebro, mi mente y mis piernas.

Las llantas suaves me hacían volar, mientras las fuertes de él tenían una adherencia anormal a la pista, ¿había tomado la desición correcta? ¿las suaves me llevarían al campeonato?

Vuelta cuarenta, par a par en lo que parecía una de las mejores disputas por el premio en los últimos años.
Verstappen y Leclerc peleaban de manera furiosa detrás de nosotros, el toro y el caballo en una digna guerra por el tercer puesto.

Lewis se resignaba a dejarme el paso, se cerraba en cada pasada, sin embargo perdí la noción de las vueltas cuando se trataba de ganar o ganar.

Y no sentí nada más.
Me desconecté completamente de la cantidad de vueltas, o de que habían otros autos corriendo a mi par.