i think i love your grandma.

4.3K 394 128
                                    

19 DE JULIO 2019
10:34 AM
PUERTO MADERO, BUENOS AIRES, ARGENTINA

Lando había dormido toda la tarde del día anterior mientras yo ordenaba un poco el departamento. No había pisado el lugar por mucho tiempo, y a pesar de tener a alguien que lo limpiaba por mí, yo me puse a acomodar todo a mi gusto.

Por la mañana salimos a correr por entrenamiento compartido que nos mandaron los entrenadores, con un Lando quejándose en mi oído derecho todo el tiempo.

Friendly reminder: no traer a Lando Norris nunca más a correr ya que odia correr.

—¡Dale chiqui! vos podes.— le digo, mirando como sube las escaleras de un puente con mucho pesar y tocando su pecho.

—¿Estamos cerca?— preguntó, mientras se sentaba, o tiraba a un costado, mirando la gente pasar y acomodando su gorra McLaren.

—Si. Estamos a unas cuadras.— le mentí, estabamos a un kilómetro del departamento, pero sonreí al ver como se levantaba y comenzaba a correr delante de mí.

Al llegar unos minutos después, ambos nos metimos a la casa. Yo viendo como Lando sacaba sus zapatillas de running para caminar directo hacía mi habitación.

Corrí detrás de él cuando capte sus intenciones.

—¡Norris! llegas a acostarte en mi cama así de cochino y te dejo durmiendo en el balcón hasta que nos vayamos de Argentina.— le digo, entrando a la habitación de golpe, donde él piloto estaba sin remera y a punto de bajar sus shorts.

—Ay.— es lo único que atino a decir mientras él me mira divertido.

Yo solo trato de apartar mi mirada y prosigo a tapar mis ojos con mis manos, escuchando los pasos de Lando hacía mi lugar.

Sus manos hicieron contacto con las mías, bajandolas para conectar su mirada con mis ojos expectantes.
No pasó mucho tiempo desde que ví como se relamia los labios hasta que los unió con los míos, en un beso que no se sentía nada como los anteriores.

Sus manos luchaban por tocar cada parte de mi cuerpo que podían, mientras sus dientes atrapaban mi labio inferior con intensidad.

Sentí su cuerpo pegarse aún más al mío, con nuestros pechos subiendo y bajando por la irregularidad de nuestras respiraciones. Todo se descontroló cuando sentí sus dedos acomodarse de manera perfecta alrededor de mi cuello.

Hasta que el timbre nos interrumpió, haciéndo que nuestros cuerpos se alejen levemente por inercia y sacándonos completamente de nuestra burbuja.

Lo miré, sus mejillas coloradas y su mano aflojando levemente el apretón me hacían poner extremadamente nerviosa.
Sonreí de manera leve, volviendo a acercarme a su cuerpo para dejar un último beso en sus labios.

—¿Quién es?— me preguntá él, sacando su mano de mi cuello para meterlas por debajo de mi remera y acariciar mi cintura con sus frías manos, haciéndome estremecer ante su toque.

—La abuela vino a almorzar.— le susurro, mirándolo a los ojos mientras él juntaba su frente con la mía. Yo solo suelto una leve risa.

Comencé a acariciar su mejilla de manera lenta.

—Creo que ahora mismo odio a la abuela.— dijo, refiriéndose a la interrupción anterior y haciéndome reír. Mi mano golpeó su hombro de manera suave, mientras el me miraba sonriente.

RUN | F1Where stories live. Discover now