Piloto

9.2K 329 12
                                    

La alarma del despertador se escucha, las 5:00 a.m. marca el reloj. Hay un completo silencio en el departamento que claramente es interrumpido; se aprecia perfectamente el orden que este mantiene. Los muebles están vacíos y pequeños jarrones con flores los adornan, las paredes muestran algunos retratos de una familia de cuatro: mamá, papá, hijo e hija.

«¡Cinco minutos más por favor!»
pide Emily, como si viviera con alguien más, y ese alguien le dirá que sí.

Luego que la alarma suena nuevamente, sin pensarlo dos veces se levanta, y siguiendo con la rutina de siempre; va al baño, lava sus dientes, su rostro, prepara la tina y mientras esta se llena, revisa por décima vez que todo esté en orden, luego de arreglar su cama y dejarla bien tendida.

Su baño es de media hora. En el día, quizás son los únicos minutos de relajación que su cuerpo experimenta.

La ropa no es un problema ya que tiene un calendario muy bien detallado para saber qué atuendo usará ese día. Así que eso no le quita nada de tiempo. 6:30 a.m. cuando termina de ponerse sus zapatos, para esa hora el maquillaje y peinado está impecable, ni hablar de su atuendo.

Dejó un poco de avena reposando en agua la noche anterior, por lo que mezclada con un poco de frutilla se convierte en su mejor opción de desayuno, es muy cuidadosa con su figura, aunque en ocasiones exagera.

«¡Hola, cariño! Supongo que estuviste muy ocupada porque ayer no pudimos hablar. Llámame cuando puedas, tenemos que celebrar que pronto cumplirás tus veintitrés años» se escucha el mensaje de su mamá en la contestadora.

7:15 a.m. la hora en la que llega el taxi, para ese momento ya está todo listo, y los trastos limpios para evitar dejar un reguero.

Ya que vive sola intenta mantener todo lo más ordenado posible, y así evitarse cualquier complicación desagradable; como pequeñas hormigas en su cocina.

La vida de Emily es un completo cronograma; actitud que no copió para nada de sus padres si no que es propio, incluso con su hermano Emmet no hay comparación alguna. Trabaja en una empresa de bienes raíces, la mayor parte de su vida la pasa en la oficina.

—¡Otra vez ese tipo! —le dice a Chuck.

Luego de ver antes de bajar del taxi a un sujeto parado frente al edificio en el que ella trabaja, lo ha visto durante los últimos quince días; el aspecto es siempre el mismo: buen traje, incluso usa corbata, y se distrae con un bombón color rojo mientras observa detenidamente el edificio.

Chuck ha sido su taxista durante los dos años que tiene trabajando en la empresa.

—Seguramente aplicó por un trabajo en tu empresa y está esperando que lo llamen —responde Chuck con mucha confianza.

—Quizás, aunque no es la forma. ¡Que tengas un buen día Chuck!

—Igual para ti Emily, nos vemos mañana.

Emily quizás es una de las personas más amables y pedantes al mismo tiempo de todo el mundo; su carácter es muy controlador, siempre le gusta tener todo bajo control, es educada, pero al mismo tiempo un poco descortés con quienes no son de su agrado. Pero eso sí, dentro de la empresa, todo cambia, y por lo mismo, resulta ser la persona más amable y servicial de todas.

Se graduó a los diecisiete, de allí estudió administración en la universidad y cuando tenía veintiuno se graduó sin ninguna oferta de trabajo, pero sí con una oferta para hacer una pasantía en la misma empresa que seguía trabajando, incluso ya era pasante antes de que se graduara, así que su tiempo en ella ya eran más de dos años, quizás tres. Se esforzó tanto durante los tres meses siguientes luego de graduarse, que logró le dieran un trabajo formal, el que cuidaba muy bien.

Huracán ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora