Capítulo 24

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Lo frío de la noche, las luces de los autos, el sonido de motores y las diferentes voces que se escuchaban, hacían aquel lugar una total locura. Un ambiente completamente diferente para Em, pero poco a poco se iba a acostumbrando.

Su apariencia seguía viéndose diferente, lo veía a la perfección en el reflejo del edificio, pero la risa de orgullo de Leo amortiguaba el golpe que se llevaba al verse tan diferente.

«Has cambiado tanto» pensó.

—Me puedes explicar ¿Qué es lo que acabas de decir? —se acercó Maya muy furiosa.

Inclusive Barbara se veía más tranquila, ante el gesto de enojo de Maya.

Le reclamaba a Leo como si fuera su novia, o algo más. Emily solamente se quedó callada, mientras Lara la abraza.

—¿De qué hablas? Y ¿Cómo por qué tengo que darte yo explicaciones?

—Acabas de gritar a los cuatro vientos que esta hija de...

—A ella la respetas —gritó él, antes de que su maltrato se terminara de escuchar.

—¿Cómo que está es tú novia? —volvió a preguntar.

Sabía que debía de tranquilizarse si quería escuchar una respuesta.

—Así como lo escuchas Maya, Emily, la ganadora de está noche —presumió con orgullo—. Es mi novia ¿Algún problema?

—Sí, mucho problema.

—¿De qué hablas Maya?

—De que todos los revolcones que nos han dado, me da el derecho de ser la novia en turno, y no está. Si nunca te exigí nada es porque se suponía estabas con Barbara, pero ella ya no está. Así que no voy a permitir que me pisotees Leo, y menos cuando recién llegaste a aquí me dijiste que hablábamos más tarde, y tú sabes perfectamente que lo menos que hacemos es hablar.

—¿De qué está hablando? —preguntó Em, estaba un poco confundida.

­—De algo sin importancia, no la escuches.

Leo sintió en ese momento como todo se congelaba; sabía que debía cuidar sus palabras. No podía gritarle a Maya como deseaba hacerlo, pero tampoco podía sonar amable.

—¿Algo sin importancia? ¿Lo dices enserio? ¿Acaso no recuerdas lo que pasó en el desierto? —volvió a preguntar Maya, pero está vez usando un tono más suave.

—¿Era tú amante? —cuestionó Emily.

Leo estaba callado. No quería parecer un cretino.

—No lo sabías... él y yo siempre la hemos pasado muy bien, poco importó Barbara —volteó a verla—. Así que perdona el drama, pero es por eso mi molestia de que este guapo allá dicho que eras su novia, cuando por derecho me corresponde a mí.

—Deja de decir tonterías Maya y mejor vete.

—¿Cuáles tonterías?

—Tú y yo nunca hemos sido amantes.

—¿Eres tan poco hombre que lo estás negando o prefieres llamarle con otro nombre?

—Priscila vete, antes de que se me olvide que eres una mujer.

—¿Ahora me amenazas? Muy bien guapo, me voy. Pero antes quiero aclarar algo —se acercó a Em—. Ya lo escuchaste él me niega, pero te aseguro que lo que te digo es verdad, me respaldan todas las veces que vi su tatuaje —sonrió con picardía.

Leo la sujetó de un brazo y sin decir más la llevó lejos de donde ellos estaban.

—¡Bienvenida! Te aseguro que Barbara no es la única que ha disfrutado de ese tatuaje —agregó Barbara.

Huracán ✔️Where stories live. Discover now