Capítulo 46

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Enviado el mensaje de Barbara, le dieron señal verde para que saliera el primer auto rumbo a la frontera, en el iban don Emilio, Emmet, y Lara. Llevaban con ellos los documentos originales de todo lo que habían logrado juntar mientras trabajaban con Mouro, así como alguno otros que don Flavio les dio, y Eleazar.

—Se van lo más tranquilos posibles —ordenó Eladio—, no queremos que noten que ustedes van aquí.

Como cambio de ultimo minuto Lizardo fue con ellos.

—Anótense lo que dice Layo, y muy atentos —completó Eleazar.

Emily terminó de despedirse de su hermano y su papá, y el auto salió de la hacienda.

Lagarto mientras se encargaba de acomodar a doña Bianca, Rosa, Mariza en el siguiente.

—Ya van para allá —dijo Tony.

Lograba notar el movimiento de los hombres de Gavilán justo yendo al punto indicado por Barbara por el mensaje que les envió.

—Se están moviendo más rápido de lo que pensamos —dijo don Flavio.

—Tenemos que irnos ahora, si queremos que todo salga como debe —agregó Maya, iría con ellas.

—Váyanse ya —ordenó Eleazar, Mariza solamente se les quedó viendo. Pero iban muy bien resguardadas todas, difícilmente pasaría algo.

Tony se fue en ese auto también, ya que era lo más seguro, puesto a que tendría mejor visibilidad del punto exacto del enemigo, así como del auto de adelante.

Llevarían rutas diferentes por lo que era necesario que cada cosa estuviera controlada.

—¿Cuánto tiempo vamos a esperar aquí? —preguntó Emily.

Tenía su arma con ella.

­—Unos cinco minutos, pero hay que comenzar a ponernos en orden—respondió Layo.

Debían alejarse lo más que podían de la hacienda con tal de que fuera un punto que no quedara del todo descubierto por Gavilán a la hora de que no pudieran cruzar o volvieran en algún momento.

—Listo —dijo Leo.

Tony había enviado un mensaje indicando de que Gavilán ya había llegado al lugar que Barbara indicó.

—Bien, nos vamos —dijo don Flavio.

Todos subieron al auto según se habían ordenado y llevando con ellos un auto con más hombres, tal y como iban los demás estuvieron listos para salir. Leo manejaba un auto y Layo otro.

—¿Creen que den con nosotros? —preguntó Barbara.

Era la más nerviosa en ese momento.

—¿Tú que crees? —preguntó Eleazar.

Su traje de esmoquin negro y sin corbata lo acompañaba.

—Maneja lo más despacio que puedas —pidió don Flavio.

Iba en la parte de adelante con Leo.

Barbara y Eleazar iban con ellos, mientras que Emily, Layo y Lagarto en el auto de atrás.

Eran un momento de mucha tensión, eran muchas cosas en juego. Era fácil pensar en la posibilidad que podrían llegar sin ninguna novedad y pasar la frontera para estar en tierra tranquila, pero era algo inaudito. El ejercito de Mouro los estaba buscando, así mismo como todos los hombres de Gavilán, era claro que a menos que fuera cuestión de suerte no tendrían ningún problema.

Emily veía varias veces su arma, no podía evitar dejar de sentir la adrenalina del momento y recordar en cómo era su vida antes de aquel tipo del bombón rojo y la limosina a las afueras de la oficina en la que trabaja. Y justo como si hubiera sido cuestión del destino, un mensaje de Dani cayó en su celular.

Huracán ✔️Where stories live. Discover now