Capítulo 2

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La alarma del despertador sonó como todos los días a las 5:00 de la mañana como era costumbre para Emily.

El desvelo de la noche anterior, así mismo como el helado, no hacían que se sintiera bien. Al contrario, había consumido demasiada azúcar para lo que tenía de costumbre, por lo que la pesadez en su estómago era inevitable; realmente batalló para poderse poner de pie, y cuando al fin lo consiguió fue a tomar un baño. Siguió lo más que pudo al pie de la letra su calendario; eso incluía su vestuario, así mismo como el desayuno. Únicamente falló en el dejar ordenada su cama y lavar el plato en el que desayunó.

—¡Buenos días, Emily! —saludó Chuck.

—Buenos días.

Su saludo fue con cierto timbre de malestar.

—¿Todo bien?

—Realmente no —respondió mientras se tocaba la cabeza.

—¿Fuiste de fiesta anoche?

—¡Qué va! Me dormí super tarde y además me devoré un litro de helado yo sola. Prácticamente comí lo de una semana en una sola noche.

—Me sorprendes ¿Qué pasó con no salirse de la línea?

—Justamente eso me estoy preguntando desde que desperté.

—Creo que vives muy estresada, un viaje a la playa te haría bien.

—Lo dice la persona más estresada del mundo. Por si no lo recuerdas he sido yo quien te ha sugerido eso muchas veces, el tráfico de la ciudad te va a matar.

—Eso pensé hasta que el médico me dijo que tengo diabetes.

—Eso no es cierto, por sí lo olvidas eso te lo dijeron hace mucho tiempo, tú mismo me lo contaste y estoy segura de que llevas más tiempo con diabetes que conduciendo en estas calles de locos todos los días.

—Buen punto —sonrió Chuck—. ¿Y en casa cómo va todo?

—Tocas mi tema débil.

—Ok, ¿Y en el trabajo?

—Ese punto es mucho más débil.

—Ahora entiendo lo del helado.

—¿Recuerdas el empleo sobre el que te hablé?

—¿Por el que estuviste trabajando los fines de semana? Estuviste hablando sobre eso todas las mañanas mientras ibas de camino al trabajo.

—¡Exacto! Se lo dieron a otra persona con menos experiencia, una verdadera incompetente y que además, lleva menos tiempo en la empresa que yo.

—No quiero imaginar cómo te debes de sentir.

—¡Estoy muy enfadada!

—Igual no te preocupes. Sí esa persona es mala para hacer su trabajo en algún momento todos se van a dar cuenta y te lo van a dar a ti.

—¿Tú crees?

—Estoy totalmente seguro ¿Recuerdas que te dije que trabajé por casi treinta años en una fábrica de directorios antes de ser taxista y que estos dejarán de usarse?

—Sí, fuiste el gerente según me dijiste.

—Así es. Pero no creas que fue de la noche a la mañana, no, al contrario, me costó mucho. Llevaba casi siete años en el puesto como auxiliar de maquinaria cuando se abrió un puesto en contabilidad. No te imaginas cuánto deseaba ese asenso ya que estaba seguro de que de tenerlo todos verían mi capacidad y eso me ayudaría a ascender más rápido. Pero resultó que le dieron la plaza a un tipo que recién llevaba un mes, me dio mucho coraje, pero luego de cinco meses quedó demostrado que no era apto para el puesto y entonces me lo dieron a mí. Así que estoy seguro de que eso pasará contigo.

Huracán ✔️Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ