Capítulo 36

1.2K 141 12
                                    

En el pueblo todo era celebración, Eleazar era muy querido y por ello no había nadie excepto Mouro que no se alegrara por aquella unión. Inclusive Lizardo que no estuvo muy de acuerdo al principio, compartía la felicidad de su hermano en aquel momento; felicidad que, aunque intentara ocultarla no podía.

—Déjenme decirle que hacen muy linda pareja —decía Mouro.

Su cara era de pocos amigos.

—Imagino que lo dice enserio —respondió Eleazar.

—¡Claro que sí Bustillo!

—Lo digo porque no lo parece o ¿Está teniendo problemas?

—Los normales, pero bueno, tengo que irme.

—¿Cómo queda el estado de mi esposa? Imagino que va a quitar cualquier cargo ahora ¿O no?

—Sí, desde hace dos días hice una circular para que se le desligue como cómplice de los hermanos Burgo, hoy la volveré a enviar para confirmarla.

—Gracias... y, siempre estamos a la orden —sonrió Eleazar con sarcasmo.

Mouro no respondió nada y se fue... Emily y Eleazar lo observaron hasta que subió a su auto y en compañía de toda la policía que lo acompañaban dejaron el lugar.

—Esté día hubiese sido perfecto de no ser por él —dijo ella.

—A ser verdad opino lo mismo, pero de no ser por él; tampoco se hubiese llevado a cabo este día.

Ambos se vieron un instante, y sonriendo volvieron a la fiesta. No querían que nada les quitara esa felicidad que en ese momento compartían. Y luego de que partieron el pastel, y disfrutaron un poco más con sus invitados dejaron la fiesta y se fueron a la hacienda.

—No puedo creer como han cambiado las cosas —dijo Emily, suspiró al hacerlo.

—¿Por qué lo dices?

—Porque la primera vez que vine tenía miedo, y hoy... hoy amo estar aquí, como tú esposa.

Emily recordaba a la perfección cuando Darío la llevo a aquella casa y justo fue allí cuando se enteró que Eleazar era Pájaro; en aquella ocasión tenía miedo, pero en ese momento ya no había más, todos esos sentimientos habían desaparecido y en cambio, sentía una completa dicha.

—Soy yo, o tenemos casa sola ¿En dónde están todos? —preguntó, pero se quedó callada al entrar y encontrarse con un camino de rosas.

La tarde ya había caído, y por estar en horario de invierno había atardecido temprano por lo que Eleazar había aprovechado y pedir que dejaran solamente las luces del pasillo encendido, eso hacía que le camino se lograra ver a la perfección y el magnífico camino de pétalos de rosas hiciera todo aquello como un cuento de hadas.

—¡Esto es más de lo que imaginé! —exclamó ella, estaba sorprendida.

—Te mereces eso y más, mi princesa.

—¿En qué momento hiciste todo esto?

—En el mismo que tú elegiste los arreglos y preparaste todo lo demás que poco vi, pero me encantó.

—Te amo Eleazar, te amo.

Las palabras de Emily fueron suficientes para completar aquel momento tan único, y perfecto para los dos. Él la sujetó y llevándola cargada a la habitación que compartirían desde ese momento se olvidaron de absolutamente todo, consumaron su amor en una noche en dónde todo se olvidó; el dolor, las traiciones, el miedo, los carteles enemigos, los policías corruptos y más pasaron a un punto sin importancia.

Huracán ✔️Where stories live. Discover now