Capítulo 1

4.4K 335 5
                                    

El sol estaba por ocultarse. El sonido de los arreglos a un motor se escuchaba a la perfección, los pasos fuertes de un hombre hacían eco con lo viejo del edificio, mientras seguía caminando.

—¿A dónde fuiste hoy? —preguntaba un sujeto con el ceño fruncido.

—Anduve por allí.

—No se te ocurra decir que fuiste otra vez a ver a Berta.

—¿Qué hay de malo con eso? —preguntó, sin dejar a un lado su bombón color rojo.

—Sabes perfectamente la respuesta.

—¡Basta Layo! Sabes que tengo mucho cuidado con lo que hago.

—¿Y la chica quién es?

—¿Cuál?

—La de ropa fina.

—No lo sé, me la encontré por casualidad.

—Dime algo.

—¿Qué?

—¿Fuiste por Berta, o por ella?

—No voy a responder eso —sonrió.

—No voy a permitir otra vez que te pongas en riesgo.

—¡Cálmate! No está pasando nada.

—¿No? ¿Estás seguro? Prométeme que no volverás a esa zona.

—No puedo hacer eso.

—¿Por qué?

—Por qué no, no puedo.

—Leonardo, soy tú hermano. Le juré a mi papá que te protegería, pero no puedo hacerlo si te mantienes lejos.

—Ya no soy un niño Layo.

—Eso dices tú, pero lo sigues pareciendo.

Leonardo "Leo" era el nombre de aquél sujeto con el bombón rojo y traje elegante. Una realidad muy diferente demostraba al llegar a su casa; ya que no era una casa real, más bien un cierto asentamiento en un hotel viejo a la salida de la ciudad. Allí vivían él, su hermano mayor Layo la novia de este, y otros amigos. En total eran siete personas.

—Mañana en esta dirección —decía Lara entregándole una nota a Leo en donde estaba sentado.

Lara era la novia de su hermano.

—¿A qué hora?

—Ocho.

—Es muy temprano, normalmente ha sido a las diez u once, para que las calles estén libres.

—Sí lo sé, justo pregunté por eso, pero necesitan revisar los autos antes.

—Gracias.

Para ese momento su atuendo ya había cambiado, y una camiseta blanca era su mejor atavío, acompañado de unos pantalones de lona azul y unas botas negras.

—No deberías pelear con tú hermano.

—No peleamos.

—Bueno, al menos hazle caso.

—Trataré.

Su voz era fuerte.

«¡Emily Santoro! Tienes buen apellido» decía mientras veía una foto. Luego de sentarse a descansar.

—¿Y esa quién es? —preguntaba Bryan, su mejor amigo al ver la fotografía.

—No lo sé. Me la encontré tirada y me pareció linda.

—¿Qué pasa contigo?

—¿Qué pasa de qué?

—Llevas bastantes días yendo a la zona prohibida y no hablas mucho. Y ahora resulta que una chica te parece linda.

Huracán ✔️Where stories live. Discover now