Capítulo 49

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Leo

Recuerdo que de niño siempre imaginaba y pensaba con el día que sería adulto y podría ser un policía como mi papá; atrapar a criminales, enviarlos a prisión, ser importante como él, y si hacía bien mi trabajo recibir medallas de reconocimiento.

Ahora, veía a mi alrededor y era increíble como el tiempo había sucedido y además, cambiado. Mi padre, mi madre y mi hermano ya no estaban. Y yo ni siquiera estaba con la mujer que creí que sería la indicada. No, no hablo de Emily, si no que de Berta porque en efecto fue la primera que logró que sintiera cierta emoción por pensar en qué perfume usaría.

El asunto era que nunca estuvo en mis planes encontrarme con Emily, no después de lo que sucedió con Berta, jamás estuvo en mis planes lo que vivimos; y jamás imaginé que nuevamente mis planes se caerían y ya no estaría con la mujer que creí nuevamente era la correcta, y todo, todo porque regresé muy tarde y su corazón ya era de otro.

Le acabo de decir te amo, a la quizás tercera mujer en mi vida que representa algo realmente importante y no puedo dejar de sentirme mal, por haber traicionado a aquellos sentimientos que me hicieron gritar de dolor dentro de un auto mientras conducía a toda velocidad.

Emily ya no estaba y para mí fue lo peor; no quisiera pensar que Mariza llega a mi vida como un premio de consolación en medio de tanto odio, mentiras y venganza. No quiero siquiera imaginar que estoy confundiendo un sentimiento de agradecimiento, pero al menos estoy seguro que lo que siento es algo que va más allá de la mente.

Mariza representa lo que Emily ha dejado de ser: claridad. Y duele, duele ver que ya no es la mujer de la que me enamoré, ya no queda dulzura en su mirada y en cambio hay cierto vacío que quedó luego de la muerte de Pájaro.

Hay tantas cosas atormentando mi mente, Lara desapareció y aunque dejó una carta corta y simple diciendo algo como: "Todo está bien, no se preocupen por mi" no puedo dejar de preocuparme.

Lara es la única familia que me queda de la inicial y que ya no esté causa cierta desesperación, pero ¡Wow! Siento que el mundo se ha detenido y una burbuja merodea en mi cerebro pretendiendo distraerme a temas que no deberían ser centrales en este momento.

—Será mejor que nos vayamos de una vez —dice Lizardo.

Su gesto es serio. No lo he visto sonreír hace buen tiempo, al igual que a los demás. Únicamente puedo excluir a Tony y a Maya, ya que son los únicos que parece encontraron algo lindo en medio de tantas desgracias.

—¿Cuál es la idea? —preguntó.

—No voy a sugerir que usemos la Pullman, ya que a pesar de la carta de Lara no podemos ser confiados...

—Lizardo, lo siento, pero desearía merodear un poco y buscarla.

—¿Hablas enserio?

—Tres días, debió dejar algún rastro. Si lo hizo ese tiempo alcanzará, de lo contrario quiere decir que no desea que la encontremos y tendremos que ir al lugar al que pretenden llevarnos.

—¿Piensas hacerlo solo?

—No es mi intención comprometer a nadie más, ya demasiada guerra. Se supone que venimos aquí para encontrar tranquilidad así que... ustedes pueden ir al lugar debido.

—Tengo muchas ganas de ver a mis hijos, a mi esposa y a mi madre, pero no tengo el valor aún de verla a los ojos y decirle que Eleazar no está, y más cuando le prometimos que nunca lloraría por alguno de nosotros. No me alcanza el valor para decirle que mi hermano no lo logró —bajó la mirada—. Así que cuenta con todos, estaremos aquí esperando y por mi parte ayudaré en lo que se pueda.

Huracán ✔️Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin