Capítulo 40

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Lagarto había logrado llevar a las mujeres hasta la pequeña cabaña a dónde salía el túnel. Debían esperar unos cuantos minutos antes de irse al lugar seguro que Eleazar había preparado para ponerse a salvo en un momento como el que habían vivido.

Emily estaba llorando prácticamente, cada paso lo habían dado en medio de una orquesta de disparos en los cuales no tenían ni la menor idea de qué era lo que sucedió. No sabía si Eleazar estaba vivo o no, pero dentro de su dolor y preocupación debía ser fuerte para enfrentarse a lo que aún faltaba antes de llegar al lugar seguro. Lara también estaba deshecha y su embarazo no ayudaba mucho. Barbara permanecía callada, pero dentro guardaba el deseo de que Leo estuviera bien, poco le importaba Layo.

—¿Cuánto tiempo más debemos esperar? —preguntaba Tony.

Llevaban casi doce minutos en la espera.

—Tres más, confío en que el patrón haya logrado salir con vida de allí.

—Yo también lo espero —respondió Tony, luego de ver a las mujeres afectadas.

Leo y Layo habían seguido por el mismo túnel, pero por las heridas de Eladio el paso se hacía lento, pero debían seguir lo más rápido que pudieran y más por escuchar las voces de personas que posiblemente los estaban persiguiendo.

—Déjame —pidió Eladio.

Su voz estaba cansada, había perdido bastante sangre.

—Estamos cerca hermano, resiste —pidió Leo.

­Dos sicarios iban tras de ellos.

Eleazar por su parte estaba desbastado al ver como la hacienda que había sido su hogar por tanto tiempo quedaba atrás, nunca pensó que tendría que salir de allí y mucho menos dejar a la gente del pueblo, con tantas cosas sin terminar.

—Ya habrá tiempo de que las recuperes —agregó Lizardo.

—¿Sabes si mi mamá está bien? —preguntó Eleazar.

No quiso comentar sobre sus sentimientos referente a la hacienda y el pueblo.

—Están a salvo. Por suerte algunos conectes lograron informarme sobre lo que acontecía y logré ponerlas a salvo.

—Los hombres de Gavilán llegaron justo en un momento en el que no estábamos preparados, alguien tuvo que pasarle información ¿El informante sabe algo?

—Eso es lo que me preocupa.

—¿Qué?

—Fue una mujer —respondió Lizardo mientras se quejaba de la herida que tenía.

Eleazar volteó inmediatamente a ver a Maya, quién se quedó paralizada.

—Ni piensen que fui yo —dijo con tono afligido—. Sé que sería capaz de muchas cosas, pero nunca de algo que los pusiera en peligro ­—añadió.

—¿Cómo saliste tan rápido? —cuestionó.

Eleazar estaba muy molesto por lo que no tenía ni la menor intención de dar una segunda oportunidad.

—Lizardo logró avisar, le avisó a Lagarto antes de llegar a la hacienda. Así que Lagarto me pidió que saliera y fuera por refuerzos.

—¿Le avistaste a Lagarto? —preguntó Eleazar.

Para ese momento ya tenía a Maya en la mira.

—Avisé por el radio, no sé si fue Lagarto quien atendió el aviso —respondió Lizardo, viendo fijamente a Maya.

—Mañana vamos a llegar al lugar seguro, confío en que Lagarto esté allí y pueda explicar todo —se defendió.

—Una sola oportunidad Maya, y de estar mintiendo yo mismo me encargaré de que comiences a conocerme —amenazó Eleazar—. Y eso sí, que mi princesa no tenga ni un solo rasguño.

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