Capítulo 21

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El plan de Tony había resultado a la perfección, eso sí, era claro que les faltaban muchas cosas, pero al menos el lugar ya comenzaba a tener un toque hogareño. El día aún no acababa y por ello habían quedado en que tendrían que ir a ver la bodega que Tony había encontrado con el mapa del lugar.

No sabían con qué se encontrarían por lo que prefirieron ir todos juntos. La más incómoda de todos era Emily, ya que ni siquiera contaba con zapatos para la ocasión. Tanto Lara y Barbara usaban unas botas de hombre, pero eran el único par con el que contaban y por ello no existía la posibilidad de prestarle un par a Em.

Al momento de huir del edificio, lo último en que habían pensado era llevar otro par de zapatos, a penas habían alcanzado a sacar algo de ropa.

—Si te molestan mucho me dices, puedo llevarte sobre mis hombros —dijo Leo.

—¿No te cansas?

—¿De qué?

—De coquetear —sonrío Em.

Barbara solamente los observaba de reojo. No terminaba de acostumbrarse a ella, y menos ahora que sabía que Neco había muerto de cierta forma por culpa de ella, sabía que, de no haber estado allí Emily, le hubiese sido más fácil escapar.

—Leo ven conmigo, Tony y Brayan quédense con las chicas, necesitamos supervisar primero antes de que vayamos todos —indicó Layo.

El ambiente era tranquilo, estaba abandonado, pero aún así Eladio no quería correr riesgos. Habían llegado caminando hasta allí, y por ende sabía que si había alguien peligroso en el lugar llevaban las de perder.

—Este lugar esta limpio Layo —comentó Leo.

Habían merodeado por varios minutos y no habían encontrado nada que pudiera indicarles que el lugar era peligroso.

—Llama a los demás, en eso voy a dar una última vuelta.

—De acuerdo. Layo mira eso —señaló Leo.

Al darse la vuelta vio una vieja máquina aplanadora, abandonada.

—Trae a Tony aquí —pidió.

—Enseguida mi general —respondió Leo sin evitar burlarse por el tono mandón de Layo.

Como si hubiese sido un regalo especial, la máquina estaba arruinada, pero podían repararla en cuestión de días. De hacerlo, con ella iban a poder abrir un de cierta forma un camino desde el campamento hasta allí.

—No quedaría perfecto, pero al menos las plantas estarían aplastadas y podríamos manejar hasta acá sin ningún problema —comentaba Brayan—. El lugar no está mal, podemos dormir aquí y así revisar que tan mal está.

—¿Ustedes que dicen? —preguntó Layo, volteando a ver a las chicas.

—Para ser sincera, esto luce exactamente como lo que tenemos en el campamento. No creo que nadie llegue hasta allí, así que podemos quedarnos aquí como dice Brayan, así mañana sabremos qué herramientas traer y no dar tantas vueltas sin sentido —respondió Lara.

Em y Barbara estaban de acuerdo con ella.

—Bien, entonces dormiremos aquí.

Brayan y Tony se quedaron revisando la máquina, mientras Layo y Leo veían el mejor espacio para poder pasar la noche. La tarde ya había entrado y por la falta de luz no podían ver que era exactamente lo que había en las cajas abandonadas. Tampoco querían usar las linternas por la poca batería que seguramente tenían.

—¿Todo bien? —preguntaba Leo.

Em se veía algo pensativa.

—Sí.

Huracán ✔️Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ