Déjame consentirte

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-Contenido solo apto para mayores de 18 años- 



Decidí no decir una palabra mientras subíamos por el elevador rumbo a mi suite en aquel hotel de Bogotá, sabía que probablemente el más mínimo contacto con ella me haría perder el control y querría hacerla mía justo ahí. La mayoría de la gente que estaba en la recepción del hotel miraba raro a poché por su pijama, sin embargo, a mí no me importaba, para mi era la chica mas hermosa del mundo.

Caminé rápido hasta el ascensor evitando que alguien me pidiera una fotografía no por ser mala persona, sino porque no quería que nadie supiera que yo estaba en Bogotá.

Apenas abrí la puerta de la habitación y Ramón salió corriendo a recibirnos, poché inmediatamente centro su atención en él, consintiéndolo y dándole amor. Aparentemente poché extrañaba más a Ramón que a mí.

Caminé hasta el baño dejándolos a ambos en la sala de la suite, me lave los dientes, arregle mi cabello y me puse un poco de perfume. Me miré al espejo antes de salir y puse una sonrisa tonta en la cara, esa chica de cabello azul definitivamente me tenía mal de la cabeza.

Al salir encontré a poché sentada en el sillón aun jugando con Ramón, era la cosa mas adorable del mundo, la chica que amo jugando con nuestro hijo ¿existía algo más perfecto? Caminé hasta el minibar donde siempre dejaban algunas bebidas, comprobé que había un par de cervezas, sodas, chocolates y una botella de vino barato, estaba decidida a que esa noche fuera perfecta y no le daría a poché vino barato.

Llamé a recepción pidiendo que subieran una botella de su mejor Cabernet, hecho en california.

— ¿a quién llamas amor? — preguntó poché desde el sillón

— estoy pidiendo servicio a la habitación, ¿quieres algo? — pregunté sonriendo, ella negó con la cabeza y regresó su atención a Ramón.

Una vez terminé la llamada, acomodé unas sabanas en el sillón donde dormiría Ramón, coloqué uno de sus juguetes para que el supiera que dormiría ahí esta noche. Me acerqué a donde estaban el y poché y tomé a Ramón cerrándole un ojo a poché, sabia que estaba alargando esto a propósito y me gustaba hacerla esperar para algo que evidentemente ambas deseábamos.

Logré que Ramón se quedara en su cama improvisada y se dispusiera a dormir, sin ver a poché me dirigí a uno de los altavoces que había cerca del mueble donde estaba la televisión, vinculé mi teléfono celular y puse música a un volumen perfecto para que solo fuera ruido de fondo. Me dirigí al tocador pasando por un lado de poché sin siquiera mirarla, de reojo vi como esbozaba una pequeña sonrisa. Me senté mirándome en el espejo y saqué una toallita desmaquillante y me puse a quitar mi maquillaje, a través del espejo pude ver como poché no me despegaba la vista de encima y yo de vez en cuando le regresaba miradas coquetas mientras mordía mi labio inferior, tratando de provocarla.

— ¿te estas divirtiendo? — preguntó poché detrás de mi colocando sus manos en mis hombros

— no se de que hablas, yo me estoy desmaquillando— dije con una sonrisa

Alguien tocó la puerta de la habitación e inmediatamente me levanté y fui a recibir mi vino, entro un empleado con un carrito y lo dejó justo en medio de la pequeña sala, dos copas y un recipiente de metal con algo de hielo y dentro una botella de vino Chateau St. Jean Cinq Cepages Cabernet cosecha del 2009, uno de los mejores Cabernets que conocía. El chico abrió el vino con un ligero "pop" cuando el corcho salió de la botella y la volvió a colocar en su sitio dejándolo respirar. Agradecí su servicio y saqué algo de efectivo de mi bolsa y se lo entregué.

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