#Satu aquí, #Caché allá

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Pov Sam

< con una chingada Samantha concéntrate > había llenado el mismo maldito formulario mas de cuatro veces y me había equivocado nuevamente, necesitaba un respiro de las mil cosas que rondaban en mi cabeza, odiaba el trabajo de oficina pues el mundo no se soluciona estando detrás de un escritorio.

—oye Sam —saludó Enrique, uno de los chicos con los que trabajo— ¿tienes un minuto para atender a unas personas?

—ahora no Enrique, tengo que irme—dije sin pensarlo, había algo que necesitaba hacer.

—sam...—

—encárgate tú, tengo algo que hacer —interrumpí— sabes que odio el trabajo de oficina.

Después de haber hablado con Dani anoche, no pude evitar llenarme la cabeza de cosas que no debería, de cosas como Matu Garcés. Después del encuentro que tuvimos en la boda de kurt algo había quedado en mí y no he podido sacarme a esa vieja de la cabeza, quería coger con ella, lo hice y se supone que ahora ya no me debe interesar sin embargo lo hace.

Hacía ya un par de meses atrás que me di cuenta de que Daniela Calle jamás me podría amar de la manera en que yo lo hacía, a mi jamás me miró como a poché; antes eso dolía, pero ahora es diferente ahora estoy feliz por ella, sé que Dani puede ser terca y caprichosa, pero jamás cobarde y tomará la mejor decisión.

Tomé mi chamarra y salí rápidamente de la oficina sin detenerme a hablar con nadie en el edificio, había días en que extrañaba Tailandia, allá al menos la gente se preocupaba de cosas reales no en mierdas como si la comida tiene gluten o si Kim Kardashian ya se saco un nuevo moco.

Decidí llevar el Mustang que tomé prestado de la casa de Dani, después de todo esos coches son medio míos, sin saber exactamente que iba a decir conduje hasta donde sabía que Matu estaría, el refugio al que yo había prometido incluir en mi programa.

Tenia el pretexto de decir que Dani me había enviado cuando la realidad es que solo quería verla, la había cagado un poco anteriormente, soy así después de haber perdido a Dani por un par de tetas bonitas; las relaciones quedaron olvidadas para mí, tenía un par de chicas a las que podía llamar, nada importante, pero ahora no entendía porque no podía sacar a Matu Garcés de mi cabeza y tampoco quería hacerlo.

Me tomó menos de un par de horas cruzar la ciudad hasta el edificio que después de la intervención de la billetera de Daniela ya no parecía una cárcel, me estacioné cerca de la entrada donde un par de chicos me observaban hasta que reconocieron quien había llegado.

Nuevamente sin saludar a nadie entre en el edificio donde una chica de recepción me sonrió, pedí ver a Matu, ella me indicó que se encontraba trabajando con en una de las aulas del edificio, caminé por un pasillo largo después de subir un par de escaleras hasta encontrar la habitación donde se encontraba.

Era sencilla parecía ser un salón de clases, un par de sillas y un escritorio donde detrás de el se encontraba una linda chica de cabello negro, rasgos finos y una pálida piel donde resaltaban tantos tatuajes que no se podían contar, todo ese color y esa apariencia de chica ruda eran todo lo contrario a lo que ella era, pues Matu Garcés parece un tigre feroz, pero en realidad es un gatito y eso me encanta.

Permanecí observándola trabajar con sus ojos fijos en la pantalla de su computador, recuerdo solo a haber sentido algo así una vez y ahora no se que me pasa, pero quiero averiguarlo, carraspeé un par de veces para llamar su atención, una vez levantó la mirada una sonrisa apareció en su rostro combinada con una expresión de confusión.

#Hashtag - Una historia CachéWhere stories live. Discover now