🥀Capitulo XI: Nuevos Sabores🥀

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—Yo te quiero, pero tienes el peor gusto de helado del mundo, Elena.

Siempre dice eso al ver la menta granizada en mi cono desde hace ocho largos años.

Este chico tiene problemas de superación.

Miren quien habla.

Cállate, conciencia traicionera.

Luego de devanarme los sesos para adivinar a donde me llevaría Cyrus llego el tan esperado miércoles donde su camioneta nos llevo hacia Bunny Hops la mejor heladería del estado que puede existir en el planeta. Este lugar es asombroso en primer lugar por la estética del lugar, techo ondeado de color rosa con sus banquillas a juego, el suelo de color turquesa como algunos taburetes, hay una rockola al final del pasillo entre las puertas de los baños donde hay un señalador de la pista de patinaje a la derecha como a la izquierda, la pista de baile con una bola de disco.

¿Ya les había dicho que este lugar es lo mejor de todo el mundo?

Cyrus sí que pensó en como hacerme olvidar mi sufrimiento.

Debí haberlo notado cuando me preguntó si aun conservaba de aquella presentación de baile el disfraz de los cincuenta. El disfraz o mi vestimenta actual consiste en una remera blanca con cuello y dos botones negros, una falda rosa con un poodle negro a juego de corte campana que me cubre las rodillas, mis converse negras y mis calcetines largos con franjas negras. Como siempre, mi cabello debe ir acorde con mi vestimenta, así que lo llevo con una cola de caballo donde en mis puntas utilice un rulero de mi abuela para darle un toque.

Cyrus tampoco se queda atrás, usa su típica chaqueta de cuero negra, la camiseta de escote en V, un cinturón a cuadros que ayuda bastante en mi opinión a resaltar su estilo como sus jeans oscuros engomados y sus botas desatadas a juego para, según él, para que las mujeres suspiren.

Y jodidamente, esta funcionando.

Habremos estado como mucho, treinta minutos en entrar, discutir los sabores y sentarnos en los taburetes cercanos a la ventana como para que siete chicas le dejaran sus números telefónicos.

—Eres un arrogante—le solté sin mas.

—¿Perdón?—se hace el ofendido— ¿Acaso es mi culpa que me den sus números telefónicos, Pucca?

—Podría rechazarlos—le sugiero.

—¿Y perderme la oportunidad de conocerlas mejor?

—O mas precisamente desde la intimidad—le respondo con los ojos entrecerrados.

No es un secreto sus segundas intenciones y para Cyrus, el que lo sepa es un halago.

—Yo soy de servicio publico, Elena—me recuerda—. El señor F no deja a ninguna dama insatisfecha.

Me rio a carcajadas de su fetiche de presumir su promiscuidad en serie. Señor de muchas damas.

—¿Y que habré hecho de maravilloso para que me honre con su presencia, señor F?

—Existir.

Ruedo los ojos y sigo lamiendo mi helado de menta granizada con chocolate, me distrae de la realidad mientras observo el exterior. Hay niños jugando en el parque a la distancia, antes venia a imaginar que seria tener uno o mas bebes con el asesino de mi corazón jugando en aquel parque municipal, hay una piscina en el centro para la temporada de verano y siempre iba a ver las clases de natación.

Digamos que un hecho del pasado me ha hecho hidrofóbica, así que solo me sentaba a mirar.

Otra imaginación perdida.

El Rechazo Duele ✔️ [Padecientes #1] Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ