🥀Capitulo XXIV: Detras de la Cámara 🥀

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¡Esto parece a propósito!

¿Por qué será?

¡Cállate, conciencia traicionera!

—¡¿Por qué lo hizo?!

Como saben, mi suerte es todo menos fortuna al final del arcoíris del duende de San Patricio.

El show inesperado que Michaelson "inocentemente" ha montado en el jardín delantero de la casa de los Garibaldi parecía una escena culmine de la supuesta telenovela de la cual él se autoproclamó como espectador y al mismo tiempo como actor recurrente.

—Le faltaba un acercamiento y un poco de drama, Zabaleta. — enuncia en su defensa sin dejar de visualizar la carretera. — Debía hacer algo para sacarla de su punto muerto.

Claramente mi vida para él era la divina comedia.

—¡Ya le dije que mi vida no es una estúpida telenovela!

—Esa boca, Abigail.

¿Acaso vas a dejar que te reprenda?

—¡Usted no es mi padre para corregirme y llamarme así!

—¿Y el fisiculturista lo es? —inquiere irónico con una ceja alzada.

Mientras me cruzó de brazos me recuesto sobre el asiento del copiloto, resoplando mis cabellos rebeldes reviviendo mentalmente uno de los momentos más vergonzosos de mi vida.

Has tenido peores que ese, Elena.

Cállese que todo esto ocurrió por tu su brillantica idea.

Pero bien que me escuchas aun estando a la defensiva.

Detesto que tengas razón aun cuando eso implique dar mi brazo a torcer, conciencia traicionera.

Por cierto, estoy muy orgullosa de las palabras antes del momento novelístico del Gossip Professor.

La sensación agridulce, como el sambayón me ha dejado intranquila desde que arrastre al dueño del Renault azul claro hacia Day Network. Aun no asimilo la madurez en mi voz, los sentimientos que ocurrían en mi mente, las imágenes del recuerdo, el dolor, la impotencia y, sobre todo, la tenacidad que demostré ante la persona que hacía tres meses atrás me desarmaba con solo emitir un sonido, una mirada o sencillamente con su presencia.

"Un paso a la vez, Lena"

Las palabras de Cyrus resuenan en las paredes de mi mente, reafirmando que he dado otro paso sin proponerlo.

Sentí el dolor, abracé la sensación latente de mi corazón roto, la acaricie, la rasguñe, la deje liberarse de a poco dentro de mí, enfrentando de a poco al disparador de mi angustia por medio de una mezcla con el enojo, la manipulación, la facilidad de haberle brindado total acceso a romperme a su antojo, dando como resultado un coctel de rabia acumulada conmigo misma, explotando desde una canción, una acción y unas palabras en forma de balas, devolviendo aquello que me dio.

Ahora es como si mi cuerpo ha asimilado el daño, fuera consciente de las heridas, las perforaciones y las cicatrices en busca de repararlas precariamente para ganar tiempo para repararlas apropiadamente. En otras palabras, debo estar entrando en la fase de aceptación.

No he terminado, he recorrido una parte del camino, de por sí, un proceso que empiezo a ver, a sentir, a desarrollar.

Aún quedan piedras en el camino hacia mi curación, aun debo curar mis heridas, por el momento puedo aguantar los parches momentarios hasta que mis paredes sientan el yeso, la solidez de la sanación definitiva.

El Rechazo Duele ✔️ [Padecientes #1] Where stories live. Discover now