🥀Capitulo XXVIII: El Salvador 🥀

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LUNES

9:00 P.M.

FEDERICO GARIBALDI


Que día de mierda.

¡Qué exagerado, Julliard!

¡Si lo volvió a hacer!

Pero atribuirle a que es un día de mierda no me parece apropiado para alguien que...

Que tiene un trastorno, ya lo sé, señor sabelotodo.

Igualmente, no estas equivocado que es un dolor de testículos esa mujer.

Mia Storm se volvió de carnada fácil a tiburón devorador en menos de lo que tarda en congelarse un vaso en el refrigerador.

Por algo ella y Delfina eran archienemigas.

Todas las banderas que me había advertido Jennifer de meterme con ella serian mi perdición. Las ignoré con el fin de recuperar el sketchbook de diseñador de su madre, pero para mí desgracia, la insoportable de Storm lo ha escondido quien sabe dónde y lo peor, es que debo seguir mi farsa para no termine cruzando de lleno la línea.

Ya la ha cruzado, Federico.

Debí actuar antes, debí decirle la verdad, debí haber sido más inteligente y ahora pago con las consecuencias.

El Karma Duele, Garibaldi.

Debí haberle dicho que ya acostarme con otras no era mi disfrute, porque pensaba en ella, solo me imaginaba despertarme y ver su cabello enredado al otro lado de la cama, hacerle el desayuno, llenarla de besos, ver una película, ver la transmisión del mediodía de Day Network y después ella diría algo que me haría reír, nos iríamos a donde ella quisiera en el Jeep...

Y déjame adivinar, le pedirás que sea la futura señora Garibaldi.

¡No!

Cierto, le pedirás que sea la madre de nuestros hijos.

No es como si no se lo quisiese pedir, pero para todo hay tiempo para pedir la mano de alguien con quien sientes que el mundo es menos caótico.

—Si sigues observando por la ventana, te crecerá el cuello como jirafa.

Me volteo y me encuentro con mi madre con esas sonrisas típicas de madre enamorada de su hijo.

¿Ella es culpable de nuestra belleza?

No.

De hecho, ella nos ha creado, somos su obra maestra.

—Ya no tengo siete años para creerme eso.

—Pero tienes veintidós para ser un potencial acosador de tu acosadora favorita.

Se cruza de brazos, apoyándose en el marco de la puerta de mi habitación, mientras solo puedo hacer una mueca y encogerme de hombros ante su réplica.

¿Tan evidente era para el mundo que me moria por ella?

Mamá abandona el marco para ocupar el otro lado del escalón de la ventana, sentándose frente a mí.

—No Fede —. Toma mi mano haciendo ese movimiento que hace cuando sabe que, mentalmente, me encuentro en otra dimensión. —, si hasta para mí fue un enigma, para Cyrus habrá sido la Comedia Divina sabiendo tu secreto.

—¿Qué tiene que ver Cyrus?

Ella solo hace caso omiso a mi pregunta, como si fuera mi mejor amigo el dador de las respuestas impronunciables.

El Rechazo Duele ✔️ [Padecientes #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora