Capítulo IV

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POV: Martin

Cuando Chenoa dijo que el salvado era Álvaro me puse muy contento porque le había conocido en el casting y habíamos conectado desde el primer momento. Se nota que es un chico que lleva la sonrisa allá donde va y transmite muy buenas sensaciones, creo que voy a llevarme muy bien con él ahora que está dentro de la academia. 

A pesar de emocionarme por Álvaro siento que voy a echar mucho de menos a Lina porque ha sido la persona con la que más he conectado durante el casting. He estado en la habitación con ella viendo películas y series y creo que voy a echar de menos no tener esos momentos en la academia.

Después de abrazar a Álvaro dejaron que nos despidiésemos de Lina de Sol y de Eduardo ya que debíamos subir a la academia para ir a dormir. Cuando llegó el momento de despedir a Lina la abracé muy fuerte y le dije que fuera me iba a tener para todo, le tenía mucho cariño y pese a no estar con ella dentro, iba a estar para lo que necesitara. Nos dimos un último abrazo y se fue con su compañero Eduardo.

Noemí, la directora de la academia, nos dijo que debíamos coger el autobús para ir a la academia y descansar para el día siguiente ya que iba a haber reparto de temas y repaso de gala. Nos despedimos del resto de profesores y nos montamos en el autobús directos a la academia de OT 2023.

Me senté con Ruslana y Chiara se sentó con Paul detrás de nosotros, así podíamos ir hablando de lo que nos había parecido la gala y de como estaba el nivel del resto de compañeros. Notaba una mirada penetrante durante todo el trayecto pero no la seguí porque supuse que sería el cansancio y el agotamiento que tenía.

Por dentro quería saber quién era pero me daba vergüenza seguir la mirada y encontrarme con unos ojos que no quería que me mirasen.


POV: Juanjo

No sé la razón por la cual llevaba todo el camino mirando a Martin pero no podía dejar de hacerlo. Me parecía un ser de luz, sólo lo había escuchado cantar una vez y sentía que era como el sol después de la tormenta.

Tenía un estilo que no era para nada el mío. Era un bohemio en toda regla, camisa de cuadros, camiseta de tirantes, pantalones muy sueltos y lo había visto ponerse unas sandalias. Debo destacar también su reloj antiguo que lo hacía aún más bohemio. Intentaba disimular pero no podía dejar de escuchar la conversación que estaba teniendo con su compañera Ruslana, estaba diciéndole que iba a echar de menos salir a pasear por el bosque o por la playa y tocar las flores y las plantas.

Yo era más de salir de terraceo con mis amigos, unas buenas cervezas valían más que la naturaleza, a él le encantaba ver películas y series y a mí no me gustaba nada de eso, yo necesitaba fiesta y cubatas y no quedarme en casa todo el día.

Naiara estaba hablando conmigo y yo ni siquiera era capaz de mirarle a la cara porque estaba más pendiente de la conversación de Martin con sus compañeros que de ella.

- Oye maño, hazme caso que te estoy hablando.

- ¿Qué? ¿Decías algo?

- Te estaba preguntando que qué te había parecido mi actuación.

- Me ha gustado mucho Nai, lo has hecho genial, has cantado una canción preciosa y los has dejado con la boca abierta a todos, incluído a mí.

- Gracias por las palabras maño, te quiero mucho de verdad.

- Estoy aquí para lo que necesites Nai.

Cuando nos dimos cuenta ya habíamos llegado a la academia y Noemí nos explicó rápidamente el funcionamiento de cada sala y lo que podíamos abrir y no. Nos dijo que debíamos ir a descansar pero que habían dejado algo de cenar para que lo comiésemos después de llegar de la gala.


POV: Martin

Noemí nos explicó cómo funcionaba cada sala de la academia y nos dijo que mañana nos explicaría todo mejor. Se despidió de nosotros y nos dijo que podíamos ir a cenar lo que habían dejado en la cocina.

Fuimos todos corriendo porque ya teníamos hambre y estábamos agotados después de todos los ensayos y la gala. Cada uno cogió lo que le pareció más apetitoso y nos fuimos todos a sentar a las mesas que había en la cocina.

Juanjo se sentó en la otra mesa y por alguna razón que todavía no sé me hubiese gustado que se sentase a mi lado. Comimos todos en silencio aunque de vez en cuando había alguna risa o algún suspiro que se escapaba de nuestras bocas.

Al fin y al cabo cada uno de nosotros estaba cumpliendo su sueño.


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