Capítulo XLVIII

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POV: Martin

Me había despertado y me dolía mucho la cabeza, la echaba mucho de menos y necesitaba salir para volver a verla y volver a abrazarla. Se había convertido en un apoyo muy fuerte y sobre todo, se había convertido en mi amiga.

- Cariño, ¿estás bien? - me preguntó Juanjo mientras me daba un abrazo.

- No lo sé, me duele mucho la cabeza y sé que cuando vaya a la cocina y no la vea lo voy a pasar mal porque estaba acostumbrado a estar con ellas hasta que tú te levantases.

- Nos queda muy poco aquí Martin y sé que ella está apoyándote porque quiere que ganes, siempre la vas a tener ahí y ella siempre te va a tener a ti.

- Lo sé Juanjo y te doy las gracias por estar aquí, por apoyarme y por cuidarme siempre. Aún viéndome con el pelo todo horrible y con los ojos hinchados no me has dejado, eso quiere decir que un poco me quieres y para mí eso ya es mucho.

- ¿Un poco? - me preguntó Juanjo acercándose peligrosamente hacia mí y colocando su mano en mi costilla para empezar a moverla haciéndome cosquillas.

- Para, no he dicho nada todavía.

- ¿Y lo vas a decir?

- ¿Quieres que lo diga?

- Me encantaría escucharte.

- Sólo me quieres un poco, yo te quiero mucho más.

- Eso es mentira.

- Es verdad, es lo que yo veo - le dije picándolo sabiendo que odiaba que le dijese eso.

- ¿Estás seguro de lo que estás diciendo?

- Completamente.

Juanjo se subió encima de mí y puso sus manos en mis costillas laterales empezando a moverlas provocando risas en mí que hacían que tuviese que empujarlo. Cuando vio que lo empujaba hacia atrás cogió mis manos con una suya y con la otra siguió haciéndome cosquillas que cada vez se volvían más rápidas.

- Para, Juanjo, para - le dije sin parar de reírme.

- Dime que yo te quiero más.

- Eso nunca.

Juanjo empezó a hacerme más cosquillas subiendo hasta el cuello, mi punto débil, si seguía así tendría que decir esa frase pero no quería, tenía que aguantar un poco más. Cuando pensé que pararía acercó su boca a mi cuello rozándolo levemente y provocando en mí escalofríos que notó enseguida, estaba deseando tocarlo pero no podía, me tenía las manos sujetadas y parecía no querer soltarlas.

- Pues no pienso parar.

- Y yo no pienso decirte eso.

- Agapornis, ¿venís a desayunar? - dijo Nai desde la puerta haciendo que nos separásemos y yo saliese corriendo de la habitación para escapar de las cosquillas de Juanjo.

- Por la noche no te libras - dijo Juanjo gritando mientras salía de la habitación y abrazaba a Nai.

Cuando llegué a la cocina y vi la mesa con el desayuno me acordé de las chicas y no pude evitar recordar lo que había pasado la noche anterior.

*Flashback*

Chenoa, con una expresión seria, sostiene el sobre que contiene el nombre de la expulsada de la noche. Todos estamos ansiosos por conocer quién va a dejar la academia, me da pena porque cualquiera de ellas ha demostrado que merece llegar a la final.

El silencio es ensordecedor cuando Chenoa finalmente toma la palabra. Sus palabras resuenan por el plató, llenando el espacio con una solemnidad abrumadora.

Reescribiendo las estrellasWhere stories live. Discover now