Capítulo XXXIII

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Narrador omnisciente

Juanjo se había puesto a llorar en cuanto Martin salió del vestuario, no quería seguir haciéndole daño, él no se lo merecía. Estaba sintiendo esto por primera vez y le asustaba que fuese un chico el que llamara su atención, tenía miedo y no quería que Martin sufriese, era la mejor persona que había conocido y no quería romperlo.

Lo que no sabía Juanjo era que Martin se estaba rompiendo con esas actitudes ariscas del mayor, él estaba sintiendo algo muy fuerte y ya no podía reprimirlo, se estaba enamorando de Juanjo y odiaba el sentimiento de sentirse apartado.

Juanjo había salido del baño tras lavarse la cara y poner una sonrisa falsa, tenía los ojos rojos pero no quería contarle a nadie lo que había pasado, tenía que sonreír y hacer como si no pasara nada, en eso él era un experto.

- Martin se ha ido llorando, ¿ha pasado algo entre vosotros? - le preguntó Denna cuando llegó al salón.

- No, estoy perfectamente.

- Tú sí pero él no, no sé lo que ha pasado entre vosotros pero quiero que sepas que curando tu corazón puedes romper el de los demás.

- No sé de qué me estás hablando.

- Lo sabes perfectamente, no te hagas el tonto.

- No lo sé Denna, yo estoy bien, no ha pasado nada.

- Puedes mentir lo que quieras pero tus ojos te delatan, sé que has estado llorando, tienes los ojos rojos y la camiseta mojada, no tienes que cerrarte, a mí puedes contarme lo que quieras.

- Estoy bien, todos tenemos momentos de agobio pero ya estoy bien.

- Quiero que sepas que cerrando tu corazón puedes romper el de Martin, él te quiere y tú lo quieres a él, lo que pasa es que tienes miedo a enamorarte de alguien que no es tu prototipo. Tú siempre has estado con chicas, te asusta sentir algo por un chico y que a la sociedad no le guste.

- No es eso, yo no siento nada por él.

- Si a la sociedad no le gusta no pasa nada porque a quien le tiene que gustar es a ti, si a ti te gusta Martin siéntete libre para amarlo sin pensar en el qué dirán, la gente siempre va a opinar, hagas lo que hagas y sientas lo que sientas, ellos nunca se van a callar. Eres tú el que decide sobre tu vida, no son ellos, ellos opinan pero no pueden influir en tus decisiones.

- Pero él es sólo mi amigo.

- He visto como le miras Juanjo, lo miras igual que él te mira a ti. Los dos estáis enamorados pero por una razón que no conozco no haces más que apartarlo de tu vida. Él es el único que ha conseguido sacarte una sonrisa en tus peores momentos, cuando no quieres hablar con nadie hablas con él y todo se arregla, no dejes que se vaya de tu vida. Martin vale la pena y no puedes obligarlo a irse.

- Yo no lo estoy obligando a nada, es él el que quiere irse.

- No digas eso porque sabes que es mentira, a Martin sólo lo puedes echar de tu vida haciéndole daño y eso es lo que quieres hacer. Prefieres hacerle daño y ser un cobarde en vez de decirle todo lo que te asusta, si se lo cuentas a Martin él te entenderá y podréis arreglarlo pero si no lo haces serás un cobarde y habrás perdido tu oportunidad. Martin no va a estar esperándote toda su vida, tarde o temprano se va a cansar y va a dejar de luchar. ¿Quieres eso?

- No sé lo que quiero, tengo miedo Denna. Tengo miedo de contarle mis inseguridades y que acabe de romperme pero siento que con él puedo ser yo mismo, a él puedo contarle lo que sea porque siempre me escucha, siempre está para mí. No quiero verlo con alguien más, me aterra el hecho de perder a esa persona que consigue que saque mi mejor versión pero tengo mucho miedo.

Reescribiendo las estrellasWhere stories live. Discover now