Capítulo VII

1.4K 47 4
                                    

POV: Juanjo

Cuando sonó el timbre empezamos a correr todos hacia la sala de ensayo para recibir a Abril. Yo llevaba el café y las fresas de Abril en la mano para recibirla como se merecía y demostrarle que íbamos a ser muy buenos compañeros y mejores alumnos.

Habían entrado todos y yo era el último porque tenía que ir a la cocina a recoger el café y las fresas. Lo que no me esperaba era que Martin estuviese de espaldas en la puerta esperando por sus compañeros para entrar todos juntos.

Cuando iba corriendo y esquivando los obstáculos para entrar en clase de Abril me choqué con un cuerpo sobre el que cayó el café pero también las fresas. En ese momento no fui consciente de lo que salió por mi boca y empecé a gritar porque se había caído lo que habíamos preparado para nuestra profesora de interpretación.

- ¿Eres imbécil o qué? ¿Qué haces en medio de la puerta? ¿No te das cuenta de que estás estorbando?

- Perdona, es que estaba esperando a...

- Me da igual a quién estuvieses esperando, puedes esperarlos fuera y no en medio de la puerta, que no haces más que estorbar.

- Lo siento mucho

- Las disculpas no me sirven, me lo has tirado todo

- Puedo ayudarte a recoger todo si quieres

- No necesito la ayuda de alguien como tú

 - ¿Alguien como yo?

- Alguien que sólo estorba aquí. No sé ni cómo te han escogido para entrar en la academia.

- Pues igual el que estorba aquí eres tú, porque ni siquiera eres capaz de mirar por dónde vas.

Cuando Juanjo hizo el amago de abrir la boca llegó Abril preguntando qué estaba ocurriendo y por qué llevaba un rato escuchando gritos.


POV: Abril

Había llegado a la academia y me habían recibido todos con los brazos abiertos. Estaba hablando con Chiara, una chica inglesa que estaba muy contenta de haber entrado, y me estaba contando todo su recorrido hasta entrar en la academia cuando de repente empezamos a escuchar gritos que venían de la puerta.

- Pues igual el que estorba aquí eres tú, porque ni siquiera eres capaz de mirar por dónde vas.

- Hola chicos, soy Abril. ¿Se puede saber por qué estáis gritando?

- Es que teníamos preparada una sorpresa para ti y cuando estaba entrando por la puerta este chico se ha chocado conmigo y me lo ha tirado todo.

- Lo siento Abril, no era mi intención. Estaba esperando a mis compañeros para entrar juntos, yo no quería tirar nada.

El segundo chico tenía lágrimas acumuladas en los ojos y yo sabía que no se atrevía a llorar porque estaban delante todos sus compañeros así que lo cogí y me lo llevé a una sala que estaba libre después de decirle a los chicos que fuesen entrando a la sala de ensayo.

- Voy a estar con vosotros durante toda la experiencia, quiero que sepas que voy a intentar que vuestro concurso sea lo más cómodo posible. Puedes contarme lo que quieras y puedes llorar si lo necesitas. Quiero que mi sala, que va a ser esta en la que estamos ahora mismo, se convierta en vuestro lugar seguro, donde podáis desahogaros y liberaros de todas vuestras inseguridades. ¿Quieres contarme lo que estaba pasando ahí fuera?

- Es que no lo sé, Juanjo iba entrando con el café y las fresas para ti y se chocó conmigo porque estaba esperando junto a la puerta. Yo me disculpé y él empezó a decirme que no sabía que hacía en el concurso si solo estorbaba. Me hizo sentir muy mal, no me esperaba eso de un compañero.

No lo conocía de nada pero sabía que era un chico muy sensible porque esto último me lo dijo con la voz rota y en cuanto acabó de decirlo se echó a llorar. Yo sólo pude abrazarlo y decirle que podía venir aquí siempre que lo necesitase, yo iba a escucharlo siempre.

- Todos tenemos nuestros problemas, a lo mejor Juanjo para expresar sus emociones tiene que gritar y sentirse superior, tenéis mucho tiempo para conoceros aquí dentro. No sabéis lo que traéis de fuera cada uno, a lo mejor necesita desconectar y no se da cuenta del daño que hace actuando así. Igual acabáis hasta siendo amigos.

- No sé yo si quiero ser su amigo después de esto Abril.

- Ya verás que todo va a ir cambiando, vais a convivir juntos durante mucho tiempo y el roce acaba haciendo el cariño.

- Muchas gracias Abril, por cierto, me llamo Martin.

- Si en algún momento sientes que no sabes qué haces aquí, quiero que vengas a hablar conmigo porque yo te lo explico. Vales mucho Martin, eso lo sé yo que te acabo de conocer, y lo tienen que saber todos.

- ¿Puedo darte un abrazo? Creo que es lo que más necesito ahora mismo.

- Claro que sí, Martin. Puedes darme los que quieras.

Como profesora siempre he intentado que en mi clase mis alumnos se sientan cómodos y seguros. Después de abrazarnos varias veces y calmar su llanto nos dirigimos a la sala de ensayo para comenzar la clase de interpretación. Creo que ya tenía las parejas elegidas desde el primer momento en que las vi.

Lo que ninguno sabía es que una tercera persona había escuchado toda su conversación.

Reescribiendo las estrellasWhere stories live. Discover now