Reescribiendo las estrellas

Capítulo XXVII

POV: Juanjo

Tenía miedo de su reacción pero había llegado el momento de contarle todo lo que sentía.

- Lo siento, me equivoqué contigo. Mi mente me decía que ibas a hacerme daño como lo hicieron en el pasado, por eso me cegó la rabia en el vestuario. Verte tan cerca de otro chico me molestó, sentir que puedo perderte en cualquier momento es algo que me aterra pero tengo que darte las gracias porque si no hubiera pasado eso no me habría dado cuenta de lo mucho que te quiero.

- Juanjo -

- Déjame acabar y luego ya me dices lo que quieras. Estos tres días han sido los peores de mi vida, echo de menos estar todo el día ensayando contigo y echo de menos dormir a tu lado. Llevo tres días sin pegar ojo, no soy capaz de dormir si no es contigo. Aquí dentro me he dado cuenta de muchas cosas y una de ellas es que quiero irme de aquí contigo como mi pareja, me has cambiado la vida y eso es algo que nadie puede decir. Te quiero, Martin, te quiero más de lo que puedo admitir.

- Juanjo no sé qué decirte. Yo también te quiero pero es que esa reacción ha sido muy exagerada.

- Mi reacción es imperdonable porque estaba cegado por la rabia pero tienes que saber que me arrepiento muchísimo, no voy a reaccionar así nunca más, te lo prometo. El simple hecho de perderte me da miedo, ahora que te he conocido no quiero que te vayas nunca.

- Juanjo no puedes decirme eso y quedarte tan tranquilo, yo también te quiero mucho. Para que yo me vaya de tu vida vas a tener que empujarme porque yo no voy a irme por mi cuenta. Sólo prométeme que no va a volver a pasar, prométeme que vas a confiar en mí y antes de ponerte como un loco me vas a escuchar y dejar que te lo explique.

- Voy a intentarlo, te prometo que voy a pedirte explicaciones y la comunicación va a mejorar mucho pero necesito que me des un voto de confianza a mí también.

- Yo confío en ti ciegamente Juanjo, sabes que lo hago desde el primer día.

- ¿Entonces estamos bien? - dije yo haciéndole un puchero.

- Supongo que sí.

Le abracé tan fuerte como pude mientras le repetía una y otra vez que le quería.

- No aprietes tanto que me vas a asfixiar.

- Perdón, es que estaba deseando abrazarte.

- Y yo estoy deseando besarte.

- Pues hazlo, no te cortes.

En cuanto le dije eso me agarró por la nuca mientras yo le sujetaba la cintura. No sé si era porque llevaba mucho tiempo sin besarlo pero para mí había sido el mejor beso que me habían dado nunca, ojalá poder besarlo todo el día.

- Te quiero mucho Martin, te he echado mucho de menos.

- Yo también te he echado mucho de menos, te quiero Juanji.

- ¿Juanji?

- ¿No te gusta?

- No, me encanta.

- Que tonto eres.

- ¿Vienes a ensayar conmigo?

- Claro que sí Juanji.

- Martin, ¿has conseguido dormir algo? - dijo Ruslana cuando llegamos a los sofás.

- Si, ya te dije que había dormido toda la noche.

- ¿Al final has conseguido pegar ojo?, pero si me dijiste que no habías sido capaz de dormir ni siquiera una hora.

- ¡Rusli calla!, luego hablamos, voy a ensayar con Juanjo.