𝕃𝕠𝕤 𝕤𝕚𝕘𝕟𝕠𝕤 𝕕𝕖 𝕝𝕠𝕤 𝕡𝕣ó𝕗𝕦𝕘𝕠𝕤

Cap. 5 - ¿Black Sabbath?

Narra: Adriana

Ha pasado una semana desde que hablé con Gustavo por teléfono.

Esos días el siempre me llamaba casi siempre. Hablábamos por horas, hasta quedarnos dormidos con el teléfono en la mano. Es bastante agradable hablar con él.

Pero hoy, eran las 5:05 de la tarde, de un sábado. Solamente estaba yo en mi casa.

Y vaya que fue un día muy aburrido, inclusive mucho más que otros.

Mi hermano había salido con "su novia", que de hecho, no sabía que tenía una, porqué con ese carácter realmente dudaba que alguna chica lo soportará.

Por otro lado, yo supuestamente iría a salir con unos amigos, ya que habíamos quedado de salir ese mismo día. Pero, ya era demasiado tarde y creo que me habían dejado plantada.

Que manga de salames.

Me decidí a poner algo de música, si hay algo que disfrute más que comer y dormir es escuchar música a todo volumen, y en especial si no estaba mi familia.

Me fui a sentar enfrente de mi ventana, simplemente disfrutaba de mi soledad y la buena música, "Black Sabbath" estaba sonando, y con ellos la canción que los acompañaba, era por lejos, mi favorita. "Sabbra Cadabra" y no pude evitar bailar torpemente en mi silla con la canción. Que es bastante pegadiza a decir verdad.

El sol se estaba escondiendo y desde mi habitación había una vista sumamente hermosa.

- La puta madre... - Susurré para mí misma al ver qué una pequeña roca chocaba contra el vidrio.

Abrí la ventana, asomé mi cabeza, y ahí lo ví.

Ese chico que me había caído muy bien desde el primer día que lo conocí.

- Gustavo... - Volví a susurrar, y en mi cara se hizo presente una sonrisa.

Pude ver qué él movía los labios, y señalaba hacía mi lugar, al parecer me estaba diciendo algo. Pero claro, con la música de fondo no escuchaba nada.

Le hice una seña con la mano para que me esperará, y fui al otro lado de mi habitación para apagar la música. Pero claro, parece que no sé caminar y me tropecé con la ropa que estaba tirada en el piso.

- Felicidades, ya me hice viejo en lo que te esperaba. - Gustavo me dijo sarcástico.

Pegué un grito agudo, por el repentino susto, y me llevé una mano al pecho.

- ¡Gustavo, casi me matás del susto! - Dije, o bueno, grité más bien.

- ¡Shhh!. Pará piba - Gustavo se llevó su dedo índice a la boca. - No es para tanto - Minimizó la situación.

Yo rodé los ojos.

- ¿No es para tanto? Literalmente te trepaste mi ventana. - Exclamé.

El solo me miró serio. Y yo continúe.

- ¿Que haces acá? - Crucé de brazos.

- Nada especial - Gustavo miró con atención mi recámara. - Que desastre que tenés - Me dijo negando con la cabeza y mirándome a los ojos con desaprobación.