Cap. 8 - Detención

78 8 2
                                    

Narra: Adriana

La cena con Gustavo realmente me había gustado bastante. Hablamos de muchas cosas, unas un tanto íntimas y otras bastante divertidas. Ya lo he mencionado, pero es que con Gustavo se puede hablar de muchas cosas, a él le gusta aprender cosas nuevas todo el tiempo, y a mi también. Es algo que tenemos en común.

Y eso mismo, me hace dudar bastante tanto de él como de mi hermano. Valentín me había dicho que "Gustavo no es lo que parece" entonces, ¿Quién está diciendo la verdad y quién está diciendo mentiras?.

Ya era otro día nuevo, y quería o más bien, debía aprovecharlo al máximo. Aunque de eso también incluía ir a la facultad. Valentín me dijo en la mañana que él se iba a ir después de mí, o sea, que no nos íbamos a ir juntos. Eso está bien para mí, me gusta más viajar sola, pienso en bastantes cosas. Y me ayuda mucho a "conectarme" conmigo misma. Suena re flashero, pero es la verdad. Algunas veces necesitamos recargar nuestra "batería social", sino, yo no funciono adecuadamente.

Estaba hundida en mis pensamientos y ni siquiera me dí cuenta que ya había llegado a la facultad, sino fuera por mi amiga Fer, ya me hubiera ido de largo.

- ¿Por qué siempre que te veo estás re ida? - Me interrogó Fer, que más parecía un regaño.

- Bueno, yo siempre vengo pensando en cosas. - Expliqué, tranquilamente. Mi amiga no parecía convencida.

- Te va a hacer mal. Pero bueno, allá vos. - Se rindió y me hizo una seña para que nos fuéramos a las clases.

- Ché, ¿Y el pibe de ayer era Gustavo? - Mi amiga comenzaba a indagar en mi vida privada. Cómo siempre, aunque no me molestaba, le tengo mucha confianza.

- Sí, era él, me había invitado a una salida, que al final fue una cena. - Le dije a mi amiga, que solo me miraba con bastante atención.

- ¿Que más hicieron? - Por el tono en su pregunta y la manera en la que me miraba sabía que su pregunta era en doble sentido.

- Bueno, nada más comimos y él me fue a dejar a mi casa. - Finalicé, mi amiga me analizó con los ojos entrecerrados. Siempre que hace eso me da risa.

- Bueno, haré como que te creo. ¿Tu hermano no te dijo nada? Ya sabes, porque fue Gustavo a tu casa. - Me volvió a preguntar y negué con la cabeza.

- No me dijo nada por qué no estaba en casa, sino posible se hubiera enojado bastante. - Le terminé de decir a mi amiga y una vez sentandonos en los pupitres nos tuvimos que callar.

El profesor azotó la puerta, siempre que hacía eso, si alguien hacia algún ruido, por lo más mínimo que fuera, lo mandaba a detención. Era un completo ridículo.

Mi amiga y yo nos miramos, simplemente esperábamos que no nos hiciera nada ese viejo loco.

Nos puso exámen sorpresa. Pero realmente yo no me preocupe ya que en su materia, no es por presumir, pero soy muy buena. Él nos da química, y me encanta la química.

Una lápiz se me resbaló del pupitre. Y me puteé por lo bajo.

- ¿Quién fue? - El profesor David preguntó, o más bien, nos gritó.

Todos mis compañeros se voltearon a ver, en busca del cómplice. El profesor me miró y se levantó de su asiento. Y me dijo:

- Usted, señorita Adriana. Venga conmigo - Me dijo y yo simplemente, no tuve otra opción más que seguirlo.

En camino a la sala de detención. No dije nada y el profesor tampoco. Esa sala me daba miedo, era re oscura y más aparte la compartían tanto el edificio donde estudia mi hermano, como el edificio donde estudio yo.

𝕃𝕠𝕤 𝕤𝕚𝕘𝕟𝕠𝕤 𝕕𝕖 𝕝𝕠𝕤 𝕡𝕣ó𝕗𝕦𝕘𝕠𝕤 Where stories live. Discover now