Cap. 28 - Observandonos

62 3 10
                                    

Adriana

Gustavo y yo todavía estábamos recostados en mi cama. De tanto saltar en la cama como si fuéramos niños nuestras respiraciones ya estaban algo agitadas.

Entre tanto cantar también influyó bastante. Gustavo se acercó más a mi lado para quedar más juntos que antes.

Nuestras miradas chocaron y nos mantuvimos así por unos segundos.

Yo le dejé un beso en los labios, un beso que fue lento, pero que Gustavo se encargó de intensificar aún más. Gustavo me atrajo por la cintura a él. Hizo que me pusiera encima suya y nos mantuvimos besando todavía.

Mis piernas estaban a sus costados y Gustavo me enredó con sus brazos alrededor de mi espalda baja.

Posé mis manos en el cuello de Gus. Él suspiró cuando se separó del beso.

- Adriana. - Me llamó y yo ya sabía que me iba a decir. Lo interrumpí.

- Sí, ya sé, ¿Vos querés continuar? - Él asintió rápidamente. Estábamos bastante cerca de nuestras caras y yo podía notar en sus mejillas un color carmesí no tan intenso.

Sabíamos perfectamente lo que hacíamos y en qué iba a terminar. Pero, realmente, no nos afectaba directamente. Es decir, nos afectaba en el aspecto de que ya no íbamos a estar juntos por mucho tiempo, pero que, al menos, estaríamos juntos el último día que me queda en Argentina.

Gustavo levantó su cuerpo para quedar sentado en la cama, con mi cuerpo encima de él.

Nuestro beso era como una guerra entre nuestras bocas y cuerpos, teníamos el control sobre la situación, detenerlo o no. Evidentemente no lo íbamos a parar.

Quité su camisa. Toqué su pecho, el tocó mi cuerpo por encima de mi ropa. Sus manos eran firmes y estaba trazando un camino que me gustaría que lo hiciera pero sin ninguna prenda que esté obstruyendo mi cuerpo.

Gustavo rompió el beso y me miró a los ojos con algo de pasión y amor, fue quitando mi playera, yo levanté mis brazos para que a él se le facilitará esa tarea.

Si respiración estaba aún más agitada y nuestros labios estaban hinchados a causa de nuestros besos. O eso imagino yo. Cuando mi remera ya no se encontraba en mi cuerpo, volvimos a unir nuestras bocas. Mis manos se colocaron en su cuello y las de él en mi cadera. La cuál parecía querer amoladar a su gusto.

Las yemas de mis dedos viajaron de su cuello hasta su abdomen. Gustavo se estremeció un poco por mi tacto.

Él serpenteó sus manos hasta llegar a mi sostén, sus ojos estaban en mi cuerpo. Yo solo lo miraba atenta, el simple hecho de pensar todo lo que podíamos hacer otra vez en esa misma cama, hacía que sintiera más calor.

Sentí el sostén resbalandose hacia abajo. En señal de que ya no estaba sujetado.

- ¿Ya no tenés otro condón? - Me preguntó casi en un susurró

Yo asentí, él me sonrió y me levanté de encima para ir a la mesita y tomar el preservativo.

Gustavo, aprovechando el momento, se fue desabrochando el pantalón y bajando este mismo.

Gus, todavía tenía la camisa puesta, pero no por mucho tiempo. Cuando tomé el preservativo, Gustavo solo estaba en ropa interior.

Gustavo no quitaba su visión de mí.

Volví a la cama con él y le dí el preservativo. Él tomó mi mano y me jaló hacía debajo de él, quedando yo boca abajo. Gustavo quito mis pantalones y yo lo miré girando la cabeza.

Gus, fue quitando su ropa interior y la mía también.

Yo estaba desnuda y él solo traía su camisa puesta. Gustavo hizo espacio entre mis piernas para introducirse en mi, después de colocarse el preservativo obviamente. Largamos un gemido ahogado ante la sensación, que sin embargo, no era extraña, se sentía como si fuera la primera vez.

Gustavo fue acariciando mi espalda y de vez en cuando deslizaba la mano un poco más abajo.

Después de unos minutos de estar en esa posición, quise estar encima de él. Gustavo aceptó más que contento.

Su camisa aún estaba en su pecho y yo estaba muriendo por quitarla. Y eso hice cuando estuve sentada en él. Gustavo me miraba con intensidad y unió nuestras bocas en un besó intenso.

Quite su camisa mientras el beso continuaba y las manos de él siguieron trazando un camino por todo mi cuerpo. Yo hice lo mismo con mis manos y él pareció disfrutarlo tanto como yo.

Los roces de nuestra piel, eran tan necesarios y magníficos al igual.

Él me empujó suavemente hasta quedarme acostada en la cama. Se colocó nuevamente encima de mi. Se recargo en mi cuerpo, sin dejar de caer todo su peso en mi cuerpo. A medida que la velocidad era más, nuestros jadeos y gemidos se apoderaban de la situación.

Terminamos después de algunos minutos más. Que parecían horas en realidad.

Gustavo me abrazó, y me acercó más a él. En el abrazo no dijimos absolutamente nada, simplemente estábamos tratando de tranquilizar nuestra respiración.

Nos dijimos "te quiero" y él se quedó dormido en mis brazos. Su respiración era tranquila y relajada. Su pelo todo despeinado y alborotado. Su cuerpo estaba algo rojo, con ligeras marcas y en eso yo tengo algo que ver. Quizás lo rasguñé de más.

Yo me quedé admirando a Gustavo un ratito más. Se veía tan pero tan lindo que me hacía querer comérmelo a besos. Su pelo lo trate de peinar un poco.

Después me entró un sueño tremendo y me quedé dormida, con él bajo las frazadas.











🦭🦭🦭

HOLAAA YA LES ACTUALICÉ JAJAJA es que me cambié de celu (no para siempre) pero si por unos días. Entonces, se me complicó actualizar (prox capitulo, el final, y los cap de extra 😭)

Gracias a todos los que leyeron, aunque hayan sido pocos 🫶🫶.

🫂🫂🧸

𝕃𝕠𝕤 𝕤𝕚𝕘𝕟𝕠𝕤 𝕕𝕖 𝕝𝕠𝕤 𝕡𝕣ó𝕗𝕦𝕘𝕠𝕤 Where stories live. Discover now