Cap. 6 - Pelea.

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Narra: Adriana

Han pasado una semana y media de ese día en el cuál Gustavo y yo nos habíamos besado, y quitando el hecho de que mi hermano había llegado con su novia. Hoy era martes y bueno tenía que acudir a la cárcel que mejor dicho se llama facultad.

Me levanté temprano, de milagro. Casi siempre llego bastante tarde, pero hoy fue la excepción. Mi hermano no fue a la facultad "por qué se sentía mal" pero, realmente estaba con su novia para hacer quién sabe que cosas.

Entonces me fui yo sola. No sin antes haber hecho mi rutina diaria. Ya saben, darme un baño, cambiarme, desayunar y cepillarme los dientes, bla bla bla. Básicamente eso es irrelevante para todo eso. ¿Todos hacemos eso todos los días o no?. La ida a la escuela fue tranquila aunque casi me atropellan, fue gracioso una vez pasados varios minutos de razonamiento de que casi pierdo la vida.

- ¡Adri! - Me gritó desde la entrada mi mejor amiga, llamada Fernanda. Que también era amiga de mi hermano. Mucha gente me conocía gracias a él y también tenía sus desventajas.

- Hola - Respondí sin más.

- ¿Y a vos? ¿Que mosca te pico? Siempre venís más animada que el Profesor Horacio. - Reí ante su comentario, el profesor Horacio era un señor de la tercera edad, que para ser honesta, ya debería jubilarse. El señor ese, siempre viene con cara de que toda su vida ha sido una tragedia. Capté el sarcasmo en el comentario de mi amiga inmediatamente.

- Hoy no quería venir - Dije sinceramente mientras sonreía perezosamente.

- Bueno, ché. ¿Te parece si nos juntamos el fin de semana? - Ofreció mi amiga. Siempre con ánimos de alegrarme la semana. La amo.

- ¿Pero en dónde? - Ahora la conversación me estaba interesando más.

- Que sé yo, por ahí, no sé, capaz en un parque o lugar lindo. - Fer era así. No planeaba las cosas y dejaba que todo fluyera con naturalidad al igual que yo, aunque yo, también quiero que sea todo preciso y controlado, cuando las cosas me importan, obviamente. Cuando no, las mando a la mierda. Y capaz estoy mal, no sé.

El timbre de la escuela sonó y tuvimos que entrar a clases por desgracia.

Afortunadamente las primeras clases fueron bastante rápidas y eso fue lo mejor. Estaba sentada en mi pupitre y mi amiga Fernanda me entregó una nota que decía.

"Vos conoces a algún Gustavo?"

La miré confundida. El único Gustavo que se me ocurrió fue ese en el que todos estamos pensando. Gustavo Cerati.

"Conozco a uno nada más ¿Por qué preguntás?"

Escribí en ese papel. No me iría a sorprender que Fernanda conociera al mismo Gustavo que yo, ya que ella también es amiga de mi hermano también, cómo ya lo había mencionado y él siempre hace mención a otras personas. Le encanta ser el centro de atención y alardear a cuantas personas conoce.

"Tu hermano me contó que se había peleando con un tal Gustavo"

Volvió a responder mi amiga en ese papelito. Me alarmé. ¿Será ese mismo Gustavo que yo conozco? Esa pregunta ahora se quedó en mi mente, pero no creo ¿No será posible no? El sábado que Gustavo se metió sin permiso a mi pieza el dijo algo "pero somos amigos". Me parece recordarlo bien.

Y ahora que lo recuerdo, mi hermano no me ha hablado de Gustavo. Y tampoco es como que me hablé mucho de sus amistades, a menos que sea una persona que ambos conozcamos. Y Gustavo era exactamente ese tipo de amistad que ambos tenemos, o teníamos.

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