Cap. 9 - La Familia Cerati

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Narra: Gustavo

Hoy era él día en el cual yo iba a presentarles a mis padres a esa gran amiga, que en poco tiempo, se convirtió en mi persona favorita. Esa persona era Adriana, a pesar de que ella no lo sabía yo la iba a traer a mi casa para presentarla con mi familia de una forma más formal y como se lo merece.

Después de asearme, vestirme y desayunar, emprendí camino a la facultad. No era algo que me encantará, pero tampoco me quejo, la mayor parte de mi tiempo me la pasó inventando nombres para mí futura banda, con mi amigo Héctor, aunque ya le apode Zeta, porque siempre llega tarde a todos lados. Ya saben cómo la letra Z es la última del abecedario y Héctor también es el único en llegar tarde a todos lados, se me ocurrió llamarlo así.

Hoy decidí no desayunar, ya que realmente no tenía tanto tiempo y el poco tiempo que tenía lo quería aprovechar para planear la sorpresa para Adriana.

No sé exactamente hace cuando me volví tan dependiente de ella, no es como que la conociera de hace años, hace 2 meses que la conozco. Pero ella ya tiene un espacio en mi corazón, que aunque ella no lo sepa o no lo intuya, ese espacio nadie más se lo va a quitar a nuestro amor no podrán sacarlo de raíz.

En el camino hacia la facultad estaba muy nervioso. Ya que no sabía que iba a pensar ella de mí. Yo siento una fuerte atracción hacia ella, pero no sé si es "amor", "amistad" o si estoy "enamorado" de ella, yo suelo confundir esos sentimientos, el "amor" y el "estar enamorado". No mucho pero lo hago, y más ahora que no tengo mucho que conozco a Adriana, me parece muy extraño mi manera de ser después de que la conocí.

[...]

Al llegar al aula, ahí estaba mi gran amigo Héctor.

- Gus. - Saludó mi amigo Héctor, no se le veía muy bien.

- Héctor. - Saludé de vuelta- ¿Que tenés? - Noté que Zeta estaba muy pensativo.

- Mirá, tengo un nombre para la banda. "Los Estereotipos" - Levanté mis cejas con interés y algo en el nombre no me convenció mucho. Pero igual, no se me ocurrió otro más.

- Ese está bien, diría yo. - Finalicé y me senté al lado de él.

Las clases transcurrieron bastante lento, al menos para mí. Ahora me tocaba compartir clases con Valentín, simplemente espero que no haga quilombo.

- Ché, mirá, tu mejor amigo - Susurró Zeta cerca de mi oído, me estaba vacilando y eso me dio risa.

- Bueno, ché, dejálo en paz. Ya no le habló. Solo a su hermana - Zeta me miró con impresión, él ya sabía que me había peleado con Valentín.

- ¿Tiene una hermana? - Me preguntó, aunque más parecía una pregunta para sus adentros.

La clase fue muy aburrida, como siempre, sentía la mirada fija de Valentín, algunas veces, y eso me enfurecía bastante, más aún cuando yo no podía hacer nada, simplemente lo tenía que ignorar.

Al tocar el timbre de la salida a las 3:30, yo salí casi volando. Tenía mucha prisa para llegar a mi casa y avisarle a mi familia que iría a traer a una amiga. Y que simplemente la recibieran de manera adecuada y sabía que eso no era un problema, mi familia siempre ha sido bastante hospitalaria en ese sentido. Pero uno nunca sabe.

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