Cap. 20 - Fuego y dolor.

60 5 2
                                    

Gustavo

Hacía ya varios días que no me encontraba con Adriana y eso me desánimo mucho. Estaba bastante seguro de que no me había perdonado del todo.

Justamente por eso decidí ir a su casa de nuevo, y hasta que no me abriera no me iba a ir.

Eran más o menos las 9pm y ya no había tanta gente en la calle. También adjuntando que el frío ya se hacía más presente en esos días.

La luz de su habitación estaba prendida y ahí aproveché para tocar por la ventana. Alcancé a divisar su silueta de espaldas. Sentada en el borde de la cama.

Pero Adriana no estaba sola. Estaba con un chico que yo no conocía, pensé lo peor. Quería gritar, quería correr, quería llorar, pero no pude.

Toqué la ventana y ella se dio la vuelta, sus ojos se abrieron con sorpresa y era evidente que estaba nerviosa con mi presencia.

Ella le dijo algo al chico que estaba con ella y él se fue. En ningún momento pude ver su rostro.

- Gustavo... - Susurró con pena.

- Quería hablar con vos, pero al parecer estás ocupada. - Dije tratando de bajar de la ventana pero ella me sustuvo.

- No, pará, Gustavo. - Sus manos seguían en mi brazo.

No dije nada y esperé a que ella hablará.

- Yo ya no puedo seguir con vos. - Sollozó, y sentí quebrarme por dentro. Sabía que esto iba a terminar pasando, pero no ahora.

- Bueno, es tu decisión. - Evité encontrar su mirada. - Solamente me hiciste perder el tiempo. - Espeté con algo de molestia.

- Al menos dejame explicarte. - Pidió y me invitó a pasar.

Resoplé y acepté a entrar.

- Bueno, hablá, no tengo todo tu tiempo. - Estaba furioso, estaba tan furioso que ni siquiera sabía lo que estaba diciendo.

- Mi hermano, se enteró que estábamos saliendo, nos había visto y ahora ya no me vas a ver. - Ahora la miré con confusión, la sangre me hervía por dentro.

- Que sorpresa - Dije con sarcasmo y ella bufó. - Ahora resulta que Valentín nos vió. - Continúe con ese mismo tono sarcástico. - ¿Y eso que tiene que ver conmigo? - Volví a decir.

- Me voy de Argentina, Gustavo. - Dijo repentinamente y yo me quedé sin palabras. - Mi hermano ya no quiere que estemos juntos y a mi mamá le ofrecieron un trabajo allá en Chile. Nos vamos en una semana. - Sentía que se me caía el mundo.

- ¿Hace cuanto lo sabés? - Pregunté. No respondió y miró abajo. - ¿Hace cuanto lo sabés? - Volví a preguntar, está vez con más firmeza que antes.

- Hace unos 14 días. - Dijo, con la voz quebrada sin despegar la mirada del piso.

- Sos una egoísta, Adriana. ¿Lo sabías desde hace tiempo y nunca me lo dijiste? - Ella me miró con confusión.

- ¿Egoísta yo? - Se apuntó a si misma. - Yo lo hice por ti, imbécil. - Me empujó.

- ¿A caso yo te pedí que lo hicieras? - Hablé y ella negó y su rostro reflejaba una decepción e imcredulidad inmesa.

- Sos un completo pelotudo. Lo hice por nosotros y por ti en especial. - La voz de Adriana se elevaba conforme hablaba más.

- ¡¿Hacer que?! ¡Si no hiciste nada! ¡Solamente te protegiste vos! ¿Y ahora yo tengo que asimilar que te vas a otro país? - Grité y ella me miró con los ojos llenos de lágrimas.

- ¡¿Y crees que para mí es fácil olvidar todo lo que hemos estado construido por varios meses?! - Gritó ella, y mis ojos empezaron a lagrimear.

- ¡Me estuviste evitando por días! ¿Y ahora te haces la dolida? No me vengas a joder con eso. - Volví a decir.

- ¡Entonces lárgate! ¡Vete! - Volvió a gritar y me empujó haciendo que me tambaleara.

Me dirigí hacía la ventana y la abrí, pude escuchar detrás de mi algunos sollozos por parte de Adriana, me sentía bastante mal. Quería disculparme por mi actitud tan a la defensiva. Pero no sabía cómo hacerlo.

Nuestros ojos se miraron por última vez y me sentía horrible, en vez de estar apoyando a Adriana la estoy haciendo sentir peor. La estoy culpando de algo que no está a su alcance.

Aunque todavía estaba muy enojado ni siquiera era con ella. Estaba tan enojado conmigo mismo por no haberme dado cuenta antes. Y también estaba tan enojado con Valentín.

[...]

Cuando llegué a mi casa lo único que pude hacer fue llorar. Lloré mucho y creo que me ayudó un poco.

"Llorar no soluciona nada" cuánta verdad hay en esa frase. Con un simple llanto no puedo evitar que Adriana se vaya.






🦭🦭🦭

Uyyy algo de drama para no perder la costumbre jajsja.

Espero que les haya gustado y también le informo que está serie ya está llegando a su fin :(.

𝕃𝕠𝕤 𝕤𝕚𝕘𝕟𝕠𝕤 𝕕𝕖 𝕝𝕠𝕤 𝕡𝕣ó𝕗𝕦𝕘𝕠𝕤 Where stories live. Discover now