Cap. 24 - Puente

48 5 0
                                    

Gustavo

Aunque sabía que Adriana se iba a Chile en pocos días, tenía la poca esperanza de que cambiará de opinión. Pero, muy en el fondo sabía que eso no iba a pasar.

Cuando le propuse ir a mi casa, noté como sus ojos brillaron un poco más de lo normal. Lo cual significaba que si le gustaba estar conmigo, o en este caso, con mi familia.

Ahora simplemente teníamos que esperar a que "saliéramos" al receso. Faltaban unas 3 horas. Aunque sí era bastante tiempo, sabíamos cómo quemar las horas.

Nos pusimos a hablar. Estábamos hablando de como se imaginaba ella que sería Chile. Se veía algo emocionada y triste a la vez.

Después me comentó algo de una "pesadilla" que ella tuvo. Realmente era bastante largo el sueño, y tenía que ver con Valentín y con un pibe que, en palabras de ella, en la vida había visto. Un pibe desconocido y Valentín hablando.

También cambiamos a otro tema. De nosotros "cómo pareja" supuestamente habíamos terminado el día que fuí a su casa y discutimos. Ella misma me lo confirmo en ese momento. Aunque claro, me dolió, tampoco esperé que me perdonará tal discusión.

Más encima que se iba a Chile, no queríamos, o más bien, no podíamos mantener una relación a distancia. Seríamos incapaces de tal cosa. Por el acto de que no podríamos estar juntos, y nos sería más complicado mantener una relación o conversación sin estar presentes.  Adjuntando el hecho de que ella es muy insegura, y claro que lo entiendo. Pero aún así, me molesta un poco el hecho de que dudé de mi. O de ella misma. Eso sí que no me gusta.

Después de unas cuantas horas de coqueteo por mi parte con pequeños guiños de correspondencia. Nos fuimos a mi casa, mi familia estaba ahí. Obviamente se alegraron de verla. Mis hermanas me miraron con algo de complicidad. Ya que ellas sabían que era mi novia, pero no que habíamos terminado. Espero que tampoco se den cuenta tan rápido.

Mis padres procuraron de ella. Le ofrecían muchas cosas, agua, algo para comer, etc, etc.

Estábamos en la sala. Haciendo el proyecto que nos habían encargado, no hubo mucho tema de conversación y lo poco que había, era acerca del tema de trabajo. Creo que si ella no estuviera aquí, sería un día muy aburrido.

- ¿Ya casi acabás? - Pregunté, ella negó sin levantar la cabeza.

- Todavía no acabo ¿y vos? - Yo también negué con la cabeza.

- No, todavía no. - Respondí, ella asintió. -

Finalmente, cuando acabamos el proyecto. Nos dispusimos a cenar, ya era de noche y ella se tenía que ir. Mis padres también le habían insistido para que comiera algo. Ella aceptó.

En la hora de la cena mi mamá y mi papá preguntaron muchas cosas.

- ¿Desde cuándo que son amigos? - Mi papá nos preguntó a ambos. Nosotros nos miramos y Adriana respondío.

- Desde hace unos 5 meses. - Mi papá asintió.

- ¿Cómo se conocieron? - Ahora mi mamá preguntó a Adriana.

- Soy amigo de su hermano, Valentín. ¿Se acuerdan de él? - Mis papás levantaron las cejas y me sonrieron.

- Ah, ya veo, sí, sí nos acordamos de él. - Mi mamá continúo.

Después de la cena. Adriana y yo salimos a la calle. Teníamos que hablar de unas cosas y bueno, también estaba fresquito afuera.

- Entonces, ¿te vas mañana o pasado mañana? - Pregunté, me sentía un completo pelotudo haciendo semejante pregunta.

- Creo que pasado mañana. - Suspiró, y yo moví la cabeza en respuesta.

- ¿Si me vas a responder las cartas? - Ella asintió en respuesta a mi pregunta

- Claro que sí, boludo. - Sonreímos juntos.

- Me tengo que ir a mi casa. - Respondió y se levantó del piso.

- Te acompaño. - Ella negó.

- No, no, yo me voy sola. - Yo negué también.

- No es una pregunta. - Ella me miró.

- Bueno, vamos. - Sonreí al obtener lo que quería.

Caminamos en dirección a su casa. Era de noche, las luces de los faros eran algo similar a un hipnotismo. Era bastante lindo ver todas esas luces. Junto con el silencio absoluto de las calles azules.

A pesar de estar en silencio, era bastante lindo tener la compañía del otro. No teníamos un tema de conversación, simplemente no nació en ese momento. Imagino que no era un lugar muy apropiado para conversar, o simplemente no se nos ocurría nada en específico, también asumo que la situación de irse a Chile la tenía muy abrumada. Aunque yo por otro lado, quería aprovechar todo el tiempo que pudiera y estuviera a nuestro alcance. Entendía perfectamente si ella no quería hablar. Solo quiero sentir su presencia una vez más.

No muchas veces he sido sentimental, y menos con personas que no conocía mucho. Pero Adriana, me hacía ser todo lo contrario. Me hacía sentir chiquito al lado de ella. De algún modo lograba "intimidarme".

𝕃𝕠𝕤 𝕤𝕚𝕘𝕟𝕠𝕤 𝕕𝕖 𝕝𝕠𝕤 𝕡𝕣ó𝕗𝕦𝕘𝕠𝕤 Where stories live. Discover now