Cap. 25 - Bocanada

38 3 0
                                    

Adriana

Al llegar a mi casa, tomé algo para comer del freezer. Una manzana era lo único que me apetecía.

Escuché algunos pasos que se hacían más ruidosos, pude reconocer que era mi mamá sin siquiera verla.

- Hola, mi amor, nos vamos pasado mañana en la tarde. - Mi mamá me dijo en un tono tranquilo. Asentí algo desanimada.

- Sí, má, está bien, prepararé las cosas, para mañana ya tenerlas listas. - Mi mamá asintió. Se quedó parada un momento en las escaleras, sus manos estaban reposadas en el barandal.

- Sé que no te querés ir hija. - Mi mamá se acercó a mi y levantó mi mirada con ayuda de su mano en mi mentón. - Pero vamos a volver a Argentina. Es un hecho ¿Sí? - Asentí y ella me abrazó fuertemente.

Cuando mi mamá se separó y se fue a dormir, comí mi manzana poco a poco. Mi mente se llenaba de preguntas que tenían que ver con Gustavo. "¿Y si lo llamó, para decirle que nos veamos mañana?". Esa pregunta se repetía con más frecuencia.

Dejé que mis pensamientos me ganarán y así lo hice. Llamé al número de la casa de Gustavo.

Timbro unas cuantas veces.

- ¿Hola? - Reconocí la voz de Lilian.

- Hola, soy Adriana ¿Gustavo se encuentra ahí? - Pregunté al teléfono.

- Adriana, nena, sí, sí, ya lo llamo, espera. - Lilian termino de formular, y ya no escuché su voz.

Unos segundos después su voz lleno mis oídos.

- ¿Adriana? - Su voz se notaba con algo de emoción.

- Hola, Gus, emnm, yo... quería saber si... quería saber si vos... ¿si nos podríamos ver mañana.? - Tartamudeé y escuché una leve risita de su parte. Cosa que me puso más nerviosa, pero también sonreí inconscientemente.

- Si, claro que sí. - Respondió aún con esa leve risita.

- Bueno, bien, entonces ¿Te veo mañana? - Pregunté. Escuché un sonido de afirmación, como un "ujum".

- Sí, mañana nos vemos. - Confirmó Gustavo. - Paso por ti mañana. - Dijo, yo negué.

- No, no, no hace falta. - Volvió esa risita por su parte ante mi contestación.

- No es una pregunta, nena. - "Nena" ese apodo me debilitó en todos los sentidos.

- Bueno, entonces, te espero mañana. - El volvió a hacer ese sonidito de afirmación.

- ¿A las 9 te parece bien? - Pensé por un momento.

- Sí, está bien. - Terminé de decir.

- Bueno, te veo mañana. - Ahora yo hice ese sonidito de afirmación que creo que sí alcanzó a escuchar. - Bueno, chau, nos vemos, Adri. - se despidió.

- Chau, Gus. - Me despedí de vuelta y colgué.

Después de colgar, tiré mi manzana aunque le quedaban algunos mordiscos más, ya no me apareció comer.

Fui directamente a mi habitación. Quise darme un baño, aliste la ropa que me pondría para dormir y me metí a la ducha.

Me desvestí y al sentir el agua recorrer mi cuerpo, eché un suspiro. Más de cansancio que de otra cosa.

Lave mi pelo, pecho, brazos, abdomen, etc, etc. Tardé unos 20 minutos en salir. Me estaba muriendo de sueño y no quería tardar mucho.

Me coloque una toalla alrededor de mi cabeza y otra en mi cuerpo. Me vestí, peine mi pelo, y metí algunas prendas de ropa en mis valijas.

𝕃𝕠𝕤 𝕤𝕚𝕘𝕟𝕠𝕤 𝕕𝕖 𝕝𝕠𝕤 𝕡𝕣ó𝕗𝕦𝕘𝕠𝕤 Where stories live. Discover now