Cap. 12 - Luz.

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Narrador: Adriana

El camino a casa de Gustavo fue básicamente conversar de datos curiosos de nosotros. Fue bastante divertido, largabamos alguna que otra carcajada por las cosas que decíamos.

- ¿Por qué me llevas a tu casa? - Pregunté después de tanto reír.

- Ehh, bueno, no sé. - Río con sinceridad. - ¿No querés ir? - Me preguntó al momento. A lo que yo negué.

- No, no es eso. Simple curiosidad solamente. - Le reste importancia y seguimos caminando. - ¿Tu familia va a estar? - Interrogue a Gustavo.

- No sé, tal vez sí, tal vez no. - Sonrió divertido.

No respondí y caminamos en silencio. Estaba algo nerviosa, a pesar de que ya había visitado su casa y había conocido a su familia, seguía sintiéndome rara.

Después de unos 15 minutos ya habíamos llegado a su casa.

- Bueno, nena, hemos llegado - Sacó las llaves de su casa para abrir la puerta y hacerse a un lado para pasar yo primero. Que caballerosidad. Una vez dentro de la casa, la puerta la volvió a cerrar.

- ¡Ya vine! - Gustavo gritó, pero no hubo respuesta alguna. Gustavo y yo nos miramos con confusión.

- ¡Má! ¿Están acá? - Volvió a preguntar en voz alta y se dirigió a la cocina. Tampoco hubo respuesta.

- Parece que no hay nadie. Que raro. - Gustavo se rió nervioso. Y se asomó a las escaleras.

- ¿No te dijeron que iban a salir? - Gustavo inmediatamente negó. Sentándose en el escalón.

- Bueno, tenemos la casa sola. ¿Te parece si vemos una película? - Me preguntó a lo que yo asentí. Él me sonrió.

- Bueno, sentate en el sillón, ahí vengo, traeré algo para comer - Asentí y el fue a la cocina a preparar algo rápido.

Después de sentarme en el sillón, encendí la tele, pero no había ninguna película interesante para ver.

- Ya vine, no sé si te gustan los alfajores. - Respondió con los brazos llenos de snacks de todo tipo.

- Y bueno, ¿A quién no le gustan los alfajores? Dejáme ayudarte. - Me levanté del sillón y le quité algunas cosas de las manos para que no estuviera tan cargado.

- Gracias. - Me sonrió y se sentó al lado de mi. -¿Ya encontraste algo para ver? - Me preguntó acomodándose.

- No, no he encontrado algo para ver. - Gustavo tomó el control y empezó a navegar por los canales, para no encontrar nada para ver.

- Que lástima, no hay nada para ver. - Gustavo me miró y yo negué.

- ¿Se nubló el cielo? - Pregunté mirando al cielo desde la ventana. - Te imagines que se largué a llover. - Reí y Gustavo también.

- Estaríamos de suerte. Pero pará, imagina que se vaya la luz. - Soltamos una carcajada. - Me senté al lado de él y abrí un paquete de bizcochitos, creo que eran.

- Shhh, ¿oís eso? - Me susurró Gustavo y yo guardé silencio.

Efectivamente, lo que se escuchaba era lluvia, las gotas caían y caían cada vez más fuerte. Parecía un diluvio.

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