Capítulo 9: El despertar de las Llamas (3ª parte)

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NOTAS DE BRY ^_^  Tranquilos que solo es un pequeño comentario y enseguida os dejo con el capítulo.

Tengo buenas y malas noticias que daros.

Mañana comienzo a trabajar de nuevo (eso es bueno) pero por el mismo motivo puede que no sea capaz de actualizar tan a menudo como me gustaría así que lo que haré será actualizar menos pero con fragmentos algo más largos.

Y bueno, si os gusta esta historia, no dudéis en recomendarla a vuestros amigos. ;)

Un abrazo.

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Los viajes en dirigible siempre eran pesados, pero su pesadez no tenía ni punto de comparación a lo que significaba hacer el mismo trayecto en tren a través de las montañas que rodeaban Mivara. Durante el trayecto, Kobe dividió sus preocupaciones entre el problema que dejaba en casa y el que tenía que exponer en Capital y, aunque a diferente escala para el mundo, en su pequeño cosmos ambos suponían un cataclismo.

«Suke...».

Durante el tiempo que había ejercido la labor de padre de un adolescente, nunca había tenido que enfrentarse a los problemas que se asociaban con el cargo. Nunca. Suke había sido un hijo modelo. Un niño aplicado que no solo había aprendido a leer en un tiempo récord, sino que también había resultado ser una mente ágil y brillante con grandes aptitudes para los estudios. Un chico de dieciséis años cuya mayor aspiración era convertirse en ingeniero aeronáutico. Más de una vez se había preocupado por su timidez, o por su carácter antisocial, pero a Suke no parecía importarle.

La irrupción de Reyja en sus vidas había cambiado muchas cosas. Suke no se había dado cuenta pero Kobe había apreciado cómo las maquetas de dirigibles que el joven había montado con sus propias manos, yacían cubiertas de polvo en una estantería porque su creador se había olvidado de ellas.

Y sabía que, como padre de un adolescente, llegaría el momento de hablar del amor, el sexo, los sentimientos... Había ido posponiendo esa charla, esperando a que Suke diera el primer paso. Pero mentalmente había ensayado el discurso una y mil veces. Había pensado cómo sería, dónde... Incluso tenía previsto abrir una botella de whisky para hablar de ello «como hombres». Pero todo se había esfumado la tarde anterior.

«No podías ponerlo fácil, ¿verdad?», pensó y le vino a la cabeza la reacción del joven, su rostro descompuesto mientras le confesaba sus sentimientos.

«¡No sé cómo controlarlo! ¡Sé que está mal! ¡Ya lo sé! ¡Dime qué tengo que hacer para cambiar y lo haré! ¡De verdad! No quiero defraudarte».

—Suke, Suke, Suke —murmuró para sí, frotándose los ojos. La revelación de su hijo adoptivo le había cogido por sorpresa. Y, de repente, todas esas charlas sobre chicas, y... los consejos, le parecieron estúpidas, huecas y sin sentido. Como si hubieran salido de un libro. ¿Y qué podía hacer él en una situación así?

«Nada», se dijo. Lo único que podía hacer era hacerle ver que, pasara lo que pasara, podía contar con él. Pero... ¿sería suficiente?

Aparcó sus problemas caseros por un momento, y se centró de nuevo en los numerosos informes de desapariciones, los patrones observados, las notas para la reunión. Una guerra en las sombras se le antojaba más sencilla que lidiar con los sentimientos de su hijo.

*

Tenía frío.

El grifo goteaba y emitía un sonido hipnótico que amenazaba con sumirle de nuevo en el letargo. Quería salir, abrigarse, dejar de tener frío. Pero tenía demasiado miedo para hacerlo.

El Alma en LlamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora