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No siempre fui así, antes era  feliz. Solía ir a casa de mis mejores amigas, y jugar hasta la media noche, y amanecer para jugar de nuevo. Mis mejillas siempre estaban sonrojadas, una sonrisa en mi cara y una razón para vivir. "La dulce Kage", siempre me llamaban así, en la escuela, en mi casa, con mis amigos, ó incluso en el parque. Pero luego sucedió... la muerte de mis padres.

Entré en una depresión mortal, intenté suicidarme unas seis veces, pero siempre me hermano me salvaba. Mi hermano: era la única persona que siempre me ha apoyado, jamás me ha repudiado por mis problemas, me apoya, y estoy agradecida por eso.

Ahora estaba en un hospital privado, London Hospital. La horrible bata de color azul me estorbaba tremendamente y si fuera por mí, me lo hubiera quitado hace horas. Pero no podía, me encontraba en una incómoda cama de color blanco hueso, y no podía comer ninguna mierda. Unos malditos cables, con agujas y todas esas mierdas, yacían en mi brazo, y no quería quitármelas del mismo modo, pero no podía. Les explicaré el porque estoy aquí:

Siempre tuve problemas conmigo, el doctor me diagnosticó con 'depresión' —algo que se me hacía completamente ridículo—. La primera vez que estuve con ese doctor, el doctor Jonas, yo me había cortado horriblemente el brazo, y hasta hoy en día, tenía las cicatrices. Depresión, bulimia, anorexia, se leía en mi perfil del hospital. Todos me conocían aquí, desde la recepcionista, hasta todas las enfermeras del hospital. Todos mis pensamientos fueron interrumpidos por mi doctor, sus lentes estaban en el puente de su nariz, y me sonreía alegremente, algo planeaba.

—Buen día, Kage —saludó viendo las hojas que traía en las manos, me miró y sonrió de nuevo. Bien, esto empezaba a molestarme —¿Cómo has estado?

—¿Puedo aunque sea tomar agua? —no me molesté en responderle, no es que yo sea así, pero tenía sed. Él se echó a reír y a mí se me escapó una sonrisa de lado. Se sentó en el sofá y por primera vez me vio.

—Te traeré agua en cuanto pueda —asentí sonriendo —Mira, sé que tienes carácter, y no quiero que te enojes por eso, ¿sí?

—No me diga que voy a morir —él rió una vez más y negó con la cabeza sin dejar de hacerlo, menos mal —¿Entonces?

—Llegué a la conclusión de que necesitas un amigo —se levantó del sofá y se balanceó de un lado al otro. Fruncí el ceño, de ningún modo me aliaría con alguna perra que se burle de mi estado de salud —Mmh, bueno, estoy viendo que no estás de acuerdo con esto. Pero vamos, es un chico con carácter, pero es bueno, creo.

—¿Cree? —pregunté indignada, frunciendo el ceño —Disculpe Doctor Jonas, pero por ningún motivo dejaré que un chico llegué a mi vida, y la desalborote más de la cuenta, ¿entiende? Sé que estoy mal, sé que tengo éstas enfermedades, pero tengo un hermano, no estoy tan sola.

 —¿Cuántas veces ves a tu hermano al día, Kage? —inquirió cruzándose de brazos. Veamos, sólo lo veía unas tres horas, porque las demás se la pasaba trabajando en la empresa de mis padres.

—Sólo una —dije — sólo lo veo tres horas al día, ¿contento?

—Mucho —entrelazó sus propios dedos y sonrió por milésima vez en el día —Bien, ahora lo primero.

—¿Qué?

—Conozco a alguien que te puede ayudar.

—Nadie puede hacerlo —dije.

Give me love |Book One.Where stories live. Discover now