Give me love |Book One.

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Holiii, creo que en el cap anterior murieron de feels, supongo, ¿no? Bueno, les traigo otro regalo de mi parte, jo. Miren, quiero que me ayuden a hacerle un regalo a mi hermanita menor, su nombre es Karla, y está cumpliendo años hoy, ¿podrían porfi, porfi, porfi, poner en los comentarios, "Feliz cumpleaños Karla" o lo que sea? Es que es un pequeño regalo de mi parte, y como sé que ustedes son genial *u* me ayudarán a hacerlo, ¿cierto?

With love, Kiana, ah, y no se olviden de las biblias y de el regalo de mi sissy

Jugaba con mi pelo, enrollándolo en sus largos dedos, y desenrollándolo, y así al viceversa. Sonreí tapando un poco más mi cuerpo desnudo, pues había un frío insoportable, pero el cálido cuerpo de Harry tapaba el mío.

—¿Te he dicho lo bonita que eres ya? —la voz ronca de mi novio habló, sacándome del posible trance que sufriría después. Rodé los ojos con una estúpida sonrisa en el rostro que nadie podría borrar jamás, ni en un millón de años.

—De hecho sí ―reí un poco y besé sus clavículas ―Como unas veinte veces, aproximadamente. ¿Y yo le he dicho lo guapo que es, señor Styles?

―Usted sólo ha dicho lo sexi que se ve mi trasero al aire, señorita Sweeney ―reí tanto que la panza me dolió, una gran sonrisa apareció en el hermoso rostro de Harry ―¿Sabe usted señorita Sweeney lo que me hace sentir con tan sólo una sonrisa, una risa, o una mirada? Lo que usted me hace sentir es la sensación más maravillosa que algún ser humano podría sentir jamás. Ángel, eres la cosa más bonita e inestable del mundo, ¿lo sabes, cierto? Como te lo he dicho... ―suspiró cerrando los ojos y después de momentos, los volvió a abrir ―Estoy enamorado de ti, Kage, eres todo lo que quiero.

―Sí supieras lo mucho que te amo, idiota ―hice presión de sus labios contra los míos, y Harry sonrió en medio del beso improvisado. Al separarnos cerré los ojos y me recargué contra su pecho, inhalando su aroma.

Luego de muchos años de dolor, de sufrimiento, de odio, encontré el amor, algo que nunca pensé que encontraría con Harry. Él era una de las personas más maravillosas que había conocido jamás, después de mi hermano, y antes que el doc, y Grecia. Cuando conoces a alguien, y él se enamora profundamente de ti, termina conociendo todo de ti: como comes, que canciones cantas cuando estás sola, tu forma de bailar, tu banda favorita, como te brillan los ojos cuando ves algo que te gusta, que expresiones haces cuando no entiendes algo o simplemente no te parece lo correcto.  Eso me pasó con Harry, él ahora sabe todo de mí, conoce aún mejor mi cuerpo de como yo misma lo hago, y por eso lo hago. Besar a Harry era como besar un algodón de azúcar: sus labios sabían a diferentes cosas, en diferentes horarios. En la mañana a galletas de chocolate, en la tarde, a menta, y por último en la noche, a fresas, que era una de mis favoritas.

Escuché como suspiró y levanté un poco mi cabeza para ver que hacía. Sus ojos estaban cerrados ahora, su respiración era tranquila, pacifica, y calmada. Sonreí y me incliné a besar sus rellenos labios, rojos como cerezas y deliciosos.

—¿En que piensas, Harry? —hablé tan bajito como pude, pues estaba bastante cerca de él. Él gruño dulcemente y arrugó la nariz, por lo que reí.

—En ti —simplemente dijo, aún con los ojos cerrados —Pienso que eres lo mejor que me ha pasado, que eres como mi ángel. También pienso que sin ti, seguramente no sería nada, que, si en algún momento me llegas a faltar, me voy a volver loco, enserio. Me pones tan cursi, Kage, te a-

—¿Porque estás aquí? —le solté a tope, interrumpiéndolo. Harry abrió los ojos como platos, y frunció el ceño como sí no pudiera creerlo —¿Porqué estás aquí conmigo? ¿Por qué desperdicias tu tiempo en mí? ¿¡Porque lo haces?! ¿¡porqué?!

La inseguridad se encaminaba a mí, y venía destruyendo todo a su paso, y con eso, incluía a mí.

—¿De que estás hablando, bebé? —la voz dulce de Harry me hacía alterar demasiado. Salí de la cama con las bragas, y me apresuré a tomar una camisa de Harry —¿A donde vas, Kage? ¡Kage! ¡Kage, te estoy hablando!

—¡Porque soy una basura! ¿Entiendes? —las palabras salían de mi boca sin que pudiera pararlas, yo no quería decir eso —Dime sí lo haces por lastima, ¡dilo ahora! ¿Lo haces por eso? ¡Nadie en su sano juicio desperdiciaría tiempo en mí!

Se puso rápidamente los boxers y corrió hacia mí, para abrazarme, mientras yo intentaba alejarme de él. No quería hacerle daño. Lloré sin poder hacer nada, él besó mi frente reiteradas veces, era una persona maravillosa. Inhaló el olor de mi cabello y lo besó, con delicadeza, como sí me fuese a romper en cualquier momento.  

—Te amo —susurró sobre mi pelo —Te amo tal vez más de lo que te ames a ti misma, cariño.