Give me love |Book One.

15

―Estoy toda manchada, ¡por tu culpa, Harold! ―chillé mientras veía la camisa blanca que Harry me había prestado para pintar ―Bien, bien, dime que pintarás.

― Umhh ―tarareó, al mismo tiempo que tocaba su barbilla, dando un efecto teatral. Reí tocando mi panza ―Estoy pensando en pintarte, mmh-hmm, serías mi musa. ¡Sí, perfecto! Eso está muy bien, mi musa, Ángel.

―¿Tu musa? ―mis mejillas se pintaron de rojo, él sonrió y asintió con la cabeza ―Bien, se supone que debo pararme así... ¿no?

―Te falta un poco de color ―se acercó sutilmente, y cuando vi, me había manchado la cara completa. Rió fuertemente, no era gracioso, bueno sí, tal vez un poco. Fruncí el ceño y le manché también la cara, la venganza es dulce ―¡Eso es bastante justo!

―Así es... ―miré a nuestro alrededor, el cuarto de pintar de Harry era bastante bonita y espaciosa, se veía que ganaba dinero, porque estaba muy bien decorado  ―¿Y tu papá?

―¡Hola Harry! ―el papá de Harry apareció detrás de la puerta como si de magia se tratara, sonreí y él sonrió al verme, alzó las cejas curioso y miró a Harry pícaro―Oh, ¿interrumpo algo? ¡Ay, no puede ser! ¿tú eres Kage? ¡Harry habla maravillas de ti! ¡De hecho, siempre está hablando de ti! Cariño, eres más guapa de lo que Harry te describió, es bonita, ¿no, hijo?

―Sí, papá, hermosa ―respondió por lo bajo, habíamos intercambiado roles, ahora no era Eddie, sino su propio padre, delatándolo.

―¡Oh, yo soy Robin Twist! ―su mano se estrechó contra la mía, saludándonos ―Soy el padrastro del chico éste.

―Bueno, yo soy Kage, Kage Sweenney ―sonreí cordialmente, el señor era demasiado amable para ser verdad, igual que Harry ―Su casa es hermosa, señor Twist, estoy encantada de conocerlo.

―Yo igual, cariño. Me tengo que ir, nos vemos después, ¿no? Harry, las llaves del coche están en la sala sí quieren pasear, pero primero báñate. Adiós, Kage ―desapareció por la puerta. Las mejillas de Harry estaban completamente sonrojadas, se veía bastante lindo y abrazable.

―¡Tu papá es un amor, Harry! ―expresé emocionada, entrelazando mis manos entre sí. Él gruñó y pasó por mi lado, creo que está enojado, uh ―¿Qué te pasa?

―Quedé en completa vergüenza con mi padre, jamás traigo chicas a casa ―masculló aún con las mejillas a punto de explotar ―¿Ves porqué?

―Supongo.

―¿Quieres ir a la piscina? ―preguntó de forma casual, yo fruncí el ceño, no tenía ropa para ir a nadar ―Podrías meterte en ropa interior, a mí no me molesta, aparte, el día está muy caluroso.

―No, no me molesta. Vayamos.