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PASENSE POR MI BLOG, POR QUE SINO, NO SIGO LA NOVE EN DOS SEMANAS, las quiero. Se los juro, lo puedo cumplir, está bajo su dominio

 

 

 

 

 

Aquí está su capítuloooooo <33 se van a morir después de esto, se los juro pequeñas. Tardé un poco en subir porque mi novio vino a casa y ustedes saben, también vinieron amigos y se me armó toda. Pero aquí estáaaa, los amo. Anyways, lean y disfruten, no olviden su hermoso pechocho voto de amorrrrr.

With love, Kiana xx

—Eso está bien para mí —habló Luke tomando el tazón repleto de palomitas, dejándonos sin nada que comer. Harry pasó su brazo por mis hombros y tuve que hacer un esfuerza bastante grande, para no sonrojarme, pero me fue imposible —Y por favor, no estén acaramelados, que quiero disfrutar la película, ¿sí? Gracias.

—Cállate Luke —recargué hundí mi cabeza en su cuello, y deposité un beso en él, tensándolo por completo —J-joder, Kage, no hagas eso.

La película empezó, y realmente asustaba, ya que los zombies aparecían de la nada y mataban a todos, de mordidas. Pero, como yo soy la persona más valiente del mundo, me aguanté a ver toda la película, toda completa. Vi el perfil de Harry, se veía tan concentrado en la película, era perfecto: sus ojos verdes brillaban, su boca estaba húmeda y roja, y su respingada y bien formada nariz, sin contar como sus fuertes brazos me abrazaban, sin dejarme salir.

—¡No, no entres ahí, no entres! ¡Noooooo! —gritó Harry, tomándose en pelo entre las manos y estrujándolo, desesperado —¡Yo se lo dije, no debió entrar ahí! Pobre chico Luke, ha muerto a causa de un zombie, pobre chico.

—Que descanse en paz—asintió el rubio murmurando, ¿así eran siempre?  —Uy, ya me llené, ¿alguien quiere palomitas?

—Yo, yo las quiero —me las entregó y escuché como Harry susurraba algo inatendible para mí, tal vez para Luke.

—Bien, Kage, ¿me acompañas a la cocina? Tenemos que hacer malteadas —asentí casi al unísono y me levanté del asiento, al igual que él, dejando al chico de ojos verdes solo. Nos dirigimos a la cocinas y se rascó la nuca nervioso  —Bueno, ¿sabes hacer malteadas?

—Sí, bueno, saca la leche, y un poco de helado de fresa —me obedeció y tomé la licuadora, luego vertí todas esas cosas en éste lugar y le dí encender —Listo, ¿ves? No es tan difícil.

—Sí —rió y vertí la deliciosa bebida en tres vasos de cristal, mordí mi labio y tomé un poco, sabía delicioso —Oh, Ángel, vas a tener que perdonarme...

—¿Qué? ¿Porqué...?

Sus labios se estamparon con los míos, y se juntaron de la manera más deliciosa posible. Movió sus labios al ritmo más lento y tierno posible, jamás había experimentado un beso así, así de hermoso. Sus manos se acoplaron a mis caderas e hizo un rápido movimiento, que me subió a la mesa de mármol que yacía en medio de la cocina, y, a diferencia mía, mis manos quedaron en su sedoso y rizado pelo, acariciándolo y despeinándolo cómo yo quisiera. Ya no importaba nada, sólo nosotros dos, era como sí hubiera otro mundo, como sí éste mundo se hubiera detenido completamente, dejándonos a nosotros dos nada más. Mi lengua hizo contacto con la suya e hizo un gemido apenas, que me calentó por completo, ¡éste chico era caliente! Se separó de mí para buscar aire y me susurró:

—Sabes a fresas, y hueles a vainilla, ¿eres una clase de chica perfecta? —pasó su lengua por mi labio inferior y gemí al unísono—No sabes como estoy luchando por no hacerte nada incoherente, Ángel, pero vas a tener que perdonarme.

—Estás perdonado.

—Bueno, eso está bien, porque, nena —mordisqueó mi labio, otro gemido —Ni yo, ni tú sentiremos los labios después de esto.

Give me love |Book One.Where stories live. Discover now