Capítulo 17 [POV Aoi]

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Aoi.

Siento pánico. Dolor. Desesperación. Lo soporté todo hasta ahora, pero que lastimen a Mickaellie... No.
No dejaré que vuelvan a hacerlo. Fui débil e idiota cuando perdí a Akane hace diez años atrás, y no puedo serlo ahora. Es complicado buscar la fortaleza cuando lo único que tienes en mente es el horrible Déjà Vu; todo volverá a ocurrir de alguna u otra forma.

¿De dónde demonios voy a sacar dólares? Está bien, tengo dinero y mi caja de ahorro está bien llena, pero no puedo conseguir dólares de ninguna manera... Por lo menos de ninguna manera legal.

Me siento en la cama y respiro hondo. Sabía que algo raro estaba pasando cuando llegué al Moonshine y no vi a Mickaellie por ningún lado, pero no imaginé que el momento de luchar a capa y espada por lo que quiero llegaría tan rápido.
Aclaro mis ideas, intentando encontrar un poco de paz en medio de todo este desastre. ¿Cómo es que ella supo sobre Mickaellie? ¿Cómo la encontró? Dios mío, sé que esto es apenas una advertencia, pero... ¿Y si en realidad le hace algún tipo de daño irreversible?

Abandono mis pensamientos cuando mi móvil suena y una voz familiar me golpea los oídos.

—¡Soy un idiota, joder, lo siento, Yuu! —grita con la voz desgarrada.

—¿Qué? ¿De qué hablas, Kazuki?

—Me ha preguntado por ti, y le conté sobre Mickaellie. Dijo que iba a matarme si no la seguía —dice nerviosamente—. La drogué. Le di una bebida y luego uno de los hombres de Hana se la llevó.

—¿Es que tú eres idiota? —espeto con rabia—. ¿No te das cuenta que va a matarla?

—¡Lo siento! ¡Lo siento tanto! Yo...

—¡Y una mierda! ¡Eres un hijo de puta que solo piensa en sí mismo! —grito—. ¡Si algo malo le llega a suceder a Mickaellie, voy a volarte los sesos!

Finalizo la llamada porque no quiero oír ni una palabra más de su parte. Tengo que estar tranquilo, maldición... Si me altero más, todo será peor.

Me siento débil en el momento en que Elizabeth asoma su cabeza por la puerta y me mira tristemente. La chica ha estado silenciosamente aguantando cada una de mis mierdas y nunca he oído ni una queja.
Ella se sienta a mi lado y me tiende una mano. A pesar de su apariencia de niña, con solo veinticuatro años es de lo más madura y sabe escucharme; incluso se quedó hace unas noches atrás mientras yo hablaba desesperadamente sobre lo mucho que quería proteger a Mickaellie.
Me permito llorar y apoyar la cabeza en su hombro. Ella comprende mis lágrimas y asiente como si hubiésemos tenido alguna conversación.

—Cuando la vi a su lado, señor... Supe que ella era especial para usted. Espero pueda sacarla de allí pronto.

—Estoy cansado de esta mierda, Lizzy. No elegí esto y nunca he hecho nada malo, entonces... ¿Por qué? ¿Por qué demonios me toca vivir esto a mí? —gruño y seco mis lágrimas.

Pasa una mano por mi espalda.

—No tengo la respuesta a ello. Pero si quiere a la chica, luche por ella.

El timbre de afuera suena varias veces y Lizzy se levanta y se encamina hacia afuera. Vuelvo a lanzar un suspiro cansado.
No tengo ni idea de qué se supone que debo hacer, cuánto tiempo tengo para conseguir todo ese dinero, o cuándo debo entregarlo; de todas formas, ahora solo quiero dormir y despertar en alguna realidad paralela, porque soy un estúpido que arregla los problemas enterrando la cabeza bajo la almohada. No soy tan diferente a Mickaellie... Ella también prefiere encerrarse, huir o dormir cuando algo la lastima.

Necesito hacer algo pronto.

Me levanto de la cama y me encuentro a Ruki y Uruha en la puerta de mi habitación. Me miran cautelosos y es el más bajo quien toma la iniciativa de la conversación.

Un suspiro y mil disparos | the GazettEWhere stories live. Discover now