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Una amplia cama en el medio de la habitación apoyando el respaldo a la muralla derecha, con la hermosa vista de la piscina y el mar, un gigantesco baño privado, ventanas desde el suelo al cielo que daban a un amplio balcón, la cama amplia con dosel, extrañe las cortinas, pero me vestiría en el baño, un amplio closet, colgué mis cosas con la ayuda de Adam, que la verdad se veían ridículas frente a todo el espacio restante vacío.

-así de cerca podré ver tus sueños-sonrió Adam.

-como así de cerca??

-mi habitación es la contigua…..

-podemos verla??- apenas lo dije quise morderme la lengua.

-claro bebe, ven-dijo tendiéndome su mano.

Dude por algunos momentos-solo te llevaré a verla bebé, lo que hagas o no en ella es tu problema-enrojecí-vamos-dijo sonriendo.

Tomé su mano y caminamos fuera de mi habitación a la puerta contigua que estaba abierta, una habitación muy muy amplia, guitarras apoyadas en un sillón, sombreros en un perchero, ropa detrás de ellos en una repisa, la cama al fondo dentro de la ventana, la ventana tenia un techo, y debajo de este la cama, para acostado poder ver la maravillosa vista de la terraza y el mar, una puerta mas allá de la cama que daba a algún balcón, la miré por un momento.

-ven-me tendió su mano, lo seguí y salimos por la puerta a un balcón que estaba unido al de mi habitación, es definitivo, sin duda me vestiré en el baño.

-esto no me deja mucha privacidad.

-que cosa??

-esto-dije señalando las ventanas.

-para eso existen las cortinas bebé.

-pues no tiene cortinas Adam.

Empujó la puerta de mi balcón, abriéndola para que entráramos, una vez en mi habitación cerró la puerta.

-claro que tiene cortinas bebé- dijo apretando un botón que tenía la forma de una flecha hacia abajo y que estaba en la pared junto a la cama con otro botón que apuntaba hacia arriba y 6 botones mas: 1,2,3,4,5 y uno que decía all. Cuando apretó el botón empezaron a descender de las ventanas unas cortinas obscuras que descendieron hasta cubrir todas las ventanas, incluida la puerta que era de vidrio.

-wow!!! Tu habitación también tiene de estos??

-si-dijo con una sonrisa satisfecha-ven, vamos allá-apretó el botón hacia arriba y se abrieron todas las cortinas.

Fuimos por el balcón a su habitación.

-eres la primera.

-la primera que??

-la primera mujer que entra a mi habitación….solo Clara a entrado aquí desde que murió mamá.

-nunca has traído a nadie??

-no, ya te lo dije…este es mi espacio, aquí compongo mi música, aquí escribo, aquí es mi lugar seguro, nunca nadie me importó lo suficiente como para traerla aquí.

-y tus amigas??

-amigas amigas tengo pocas, unas 8, pero no han venido a la habitación, no había motivos para invitarlas, la novia que traje a los 16….fue en un cuarto de invitados-respondió mirando al piso y sonriendo.

-ya veo-dije con solo una ceja en alto-y para que yo venga si los hay??....que quieres Adam??

-Claudia…-miro fijo a mis ojos y tomó mis manos entre las suyas- Claudia, esta es la primera vez en que realmente necesito hacer esto….-lo interrumpí.

-Adam, entiendo tus necesidades, pero esto no va a resultar.

Rió-no es lo que crees, escúchame, si??

-de acuerdo, no mas interrupciones.

-bien….Claudia-nuevamente miró mis ojos- yo quiero pedirte…bebé, me entregarías el honor y el inmenso privilegio de hacerme tan feliz y ser mi novia??

Sus ojos buscaban en los míos con desesperación.

-Adam..yo…-mis ojos llenos de lagrimas, sus manos fueron a mi rostro- si Adam, si.

Me tomó en sus brazos y me hizo girar mientras reía como un niño a quien le han regalado el esperado regalo de navidad.

Nos abrazamos por un largo momento, Dios, sus brazos se sentían tan perfectos, me rodeaban y olvidaba todo, todo, Chile, amigos, todos mis complejos, todo lo fea y entupida que siempre me sentí, mis tristezas, la muerte de mi padre, la eterna soledad que siempre me acompañaba, todo todo eso quedaba fuera, en sus brazos era yo y solo yo, lo mejor de mi vivía en sus brazos, nunca pensé que sería posible sentirse así, nunca creí posible experimentar la sensación de pertenecer a algún lugar en este planeta, tan repleto de gente, pero que siempre me hacía sentir extraña, lo había encontrado, había por fin, después de 25 años de vida, había encontrado mi lugar, no en new York, no en la maravillosa casa de Adam, no, sino dentro de sus brazos.

El azul de sus ojosWhere stories live. Discover now