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Apenas esas palabras salieron de mi me lancé sobre el, besándolo. Me devolvió el beso, nuestras lenguas se juntaron en un movimiento rítmico y desenfrenado, sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo. Comenzó con sus dedos a desabotonar mi blusa, sus manos tocaban mi vientre mientras subían, lanzó la blusa lejos, me quité las sandalias. Desabotoné su camisa, su pecho contra el mío, nuestras respiraciones juntas y apresuradas, sus manos subieron a mis pechos, llenando sus manos con ellos, se detuvo.

-vamos Adam, no te detengas….

-bebé…no tengo un solo preservativo conmigo…-dijo lamentándose.

-eso no importa amor…

-si, si importa, yo feliz te hago la madre de mis hijos Claudia, pero un mini Adam no encaja en tu vida…

-yo, yo me cuido…..

-…pastillas??...

-..inyección mensual….vamos, ven aquí…

Adam caminó hacia la pared apagando la luz del cuarto, la luz del jardín y de la piscina dibujaban hondas en el techo, me abrazó por la espalda y comenzó a besar mi cuello, luego mis hombros.

Sus manos desabotonaron mis jeans, suavemente los bajó quedando de rodillas frente a mi. Su boca besando mi vientre, se puso de pie. Mis manos torpes desabrocharon sus jeans los que al estar sin agarre comenzaron a bajar por sus piernas, en un movimiento los sacó por completo dejándolo frente a mi solo con boxers.

Sus manos caminaron por mi espalda , sacando el broche de mi sujetador, pegado a mi pecho, sujetándolo, hasta que lo quitó, su boca bajó a mis pechos, besándolos, lamiéndolos con dulzura, jugando con la cumbre de ellos con la suavidad de su boca, pasando sus labios por ellos. Los acunó en sus manos, besándolos, succionándolos, entregándome un placer desconocido.

Sus manos bajaron a mis caderas encontrando el borde de mis pantaletas, metió el borde de sus dedos en ellas, bajó su rostro, quedando de rodillas frente a mi. Con suavidad bajó mis pantaletas me recostó en la cama, besando el interior de mis tobillos, subiendo por mi pantorrilla, mis muslos hasta llegar a mi centro. Su boca, besando suave y luego devorando fuerte. El cielo existe y se encuentra ubicado en un apartamento en new york.

Se quitó su ropa interior, mi necesidad crecía a niveles increíbles gracias a las caricias que su boca me entregaba, mi espalda haciendo un arco, mis manos empuñadas arañando el cobertor.

Se puso sobre mi, su pecho y el mío, respirando el mismo aire, sentí su miembro entre mis piernas, quise dejarlo entrar, pero la abertura tan estrecha no le permitía el paso. Lo tomó con una mano y lo dirigió hacia mi.

El dolor fue mudo y al mismo tiempo ensordecedor cuando rompió el himen. No se movía y yo tampoco, sus labios al sentir un quejido de dolor que escapo de mi garganta me susurraban.

-lo siento, lo siento.

Empezó a moverse muy suave, muy suave. El dolor fue desapareciendo, hasta que a cada movimiento de sus caderas se transformó en una sensación placentera que recorría y colmaba la necesidad de mi vientre. Una vez que el dolor hubo pasado dando paso al placer se acomodó y con una ultima embestida estuvo por completo dentro de mi. Cabe señalar que su miembro era mas que generoso.

Su cuerpo, tensado, mis manos recorriendo su espalda, arañándolo, de mi boca comenzaron a salir palabras y quejidos. Comencé a moverme con el en esta especie de baile que a cada momento subía en intensidad. Me giró y quede sentada a horcajadas sobre el, mientras el también sentado ponía sus manos en mis pechos, besándolos.

De pronto una de sus manos se fue a la base de mi cabeza y la otra a mi centro, acariciándolo.

Y solo era el y yo, mi cuerpo entero se apretó, estrechando el contacto con su miembro. Me encontraba como una loca, ya no era dueña de mis palabras, lanzando gritos.

Mis movimientos comenzaron a acelerarse siguiendo el ritmo de la mano oculta que me acariciaba en lo mas profundo. Mis piernas apretaban y se movían cada vez mas y mas duro, su respiración en mi cuello, su latir en mi pecho, su mano bajó de mi cuello hasta mi trasero, moviéndome, exigiéndome mas.

Y en algún momento desesperado, ambas manos suyas se pusieron en mis caderas, mientras yo lo apretaba mas y mas en la locura del instante en que la simiente de Adam se derramaba en mi centro, en una explosión que me liberaba de todo.

Con suavidad y suma ternura sus brazos acunaron mi espalda, dejándome acostada en la cama, su miembro aun erecto salía de mi, no quise preguntar el porque, entre adormilada y complacida dejé que el sueño me llevara acurrucada en los brazos de Adam.

El azul de sus ojosWhere stories live. Discover now