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El sol y mi móvil me despertaron, eran las 11, Elen llamaba.

-vendrán??

-si…estamos por salir.

-tranquila chukyta, es a las 2, duerme otro rato, solo te llamaba para saber si venían.

-si, si vamos.

Colgué el teléfono, cerré las persianas y dormimos hasta las 12.

Me di un baño y me vestí con jeans, un top naranja ajustado y unos stiletoss pomegranate, Adam se calzó unos jeans claros, una camisa a cuadros azules y zapatillas, sencillamente estupendo.

Nos fuimos a lo de Elen llegando allá a eso de las 2, pasando al mercado para llevar algunas gaseosas, jugos y algunas verduras.

La casa de Elen rebosaba de gente, Jackie, Bree, Jeremiah, Roland, los compañeros de oficina de Peter, sus padres, algunos ex compañeros de facultad.

Había música y cerveza, estuvimos a gusto, nos tomamos fotografías, conversamos largo rato.

-chukyta, vienes a dormir aquí mañana o debo consultarle a Adam??

-la verdad es que si, yo no me quiero separar de el.

-jajajaja, parecen recién casados.

-esta bien Elen, mañana me vendré a dormir acá, para irme desde aquí al aeropuerto, te parece?

-es una excelente idea…te parece Adam?

-si por mi fuera, no sería así, es mas, no se iría a Chile, pero ya que debe…..los acompañaré al aeropuerto el martes, vendré por ustedes, es más, llegaré aquí en la mañana y nos iremos todos juntos a eso de las 3 al aeropuerto.

-excelente idea amor.

Todos de acuerdo con el improvisado plan para mi camino al aeropuerto, nos fuimos a eso de las 6 de la casa de Elen, Adam tomó otro camino y llegamos al muelle, el bote nos esperaba.

-si esta es nuestra ultima noche juntos de este viaje tuyo, entonces quisiera pasarla contigo en mi casa.

Nos subimos al bote mientras mirábamos alejarse new york desde la cubierta. Llegamos a la casa de Long Island a eso de las 7:40, nos quedamos sentados en el muelle, mirando la puesta de sol.

-yo quiero una vida contigo-dije melancólica.

-mas yo sin ti no tengo vida bebé.

Me besó, con tristeza, con nostalgia, sentí que mi corazón debía quedarse aquí y no regresar a lo que alguna vez llamé mi casa.

Este era mi hogar, aquí estaban mis sueños, aquí estaba el, aquí vivía Adam.

Mis ojos se humedecieron, no quería llorar, pero las lagrimas se negaban a retroceder.

-no llores bebé, lo resolveremos, de alguna manera, si tengo que renunciar a todo aquí para ir tras de ti lo haré, sin dudarlo un segundo.

-no quiero que dejes todo Adam, amo tu vida, amo este lugar….es como si nunca hubiese estado viva, como si mis ojos por años estuviesen cerrados y se abrieron aquí, de pronto.

-ya verás, lo resolveremos, encontraremos el modo, tal vez yo me valla a vivir allá.

-o tal vez yo me venga…no lo sé Adam, te juro que no lo sé…y entre más lo pienso, más me duele.

-vamos, no quiero que este sea un momento que recordemos con tristeza.

-yo tampoco, pero siento que el tiempo se acaba y no quiero estar sin ti…..

-yo no puedo estar sin ti…

Algo humedeció mi cara, me giré y Rogger, el magnifico perro boxer de Adam estaba sentado tras de mi me había dado un languetazo mirándome con cara de profunda tristeza.

-y tampoco podemos estar sin este perrito tan bonito.

El perro al sentirse nombrado comenzó a comernos la cara, empujé a Adam de espaldas y el perro lo llenaba de languetones, mientras gritaba por sacárselo de encima entre risas, el perro al escucharlo reír mas y mas lo lamía.

Me puse de pie y salí corriendo por el camino a la casa, Rogger saltando y Adam tratando de atraparlo, lo giró sobre el piso y yo tomé sus patas traseras arrastrando al gran animal. Jugamos como 2 niños y su perro a la luz del atardecer de la magnifica casa junto a la playa.

Al entrar en la casa, nos dirigimos a lavarnos la cara, tomamos de la cocina palomitas de maíz, gaseosas, unos emparedados de tomate y cibullet,  jugo y nos fuimos a la que fue mi habitación.

Me quité los jeans y los tacones y nos acurrucamos en la cama, la tarde estaba fresca y el viento nos había enfriado al estar sin sweeter, Adam fue por una franelas y terminamos acostados con ellas, pusimos alguna película en la televisión, que no llamó mayormente nuestro interés, me puse a jugar con la franela de Adam.

-recuerdo que en esta cama quedó algo pendiente.

-cobrando viejas cuentas señora Loth?

-claro, no puedo permitir que en mi ultima noche con usted me adeude algo.

Nos dormimos cansados y plenos, la luna entrando por la ventana, las estrellas brillando lejanas, yo en los brazos del hombre que amaba.

                                                      

El azul de sus ojosWhere stories live. Discover now