0 2 - Aquella película vieja de la niña con telequinesis

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Mi cuerpo gotea. Estoy pegajosa. Cualquier mínimo roce con la ropa me da asco. Quiero arrancármela; me está comenzando a dar comezón. Tengo ganas de bañarme y quisiera poder sumergirme en una bañera con hidromasajes por horas. En mi casa podría hacerlo, pero mis padres no me permiten hacerlo más de una vez al mes, ¡y eso que me ofrecí a compartir los gastos de las facturas de la luz y de la electricidad!

Tomo el uniforme de deporte que tengo guardado en mi casillero y me dirijo al baño. Me hubiera gustado poder dejar algunas cosas de mi bolso, pero no tengo tiempo. La clase acaba de comenzar y yo ya voy un minuto tarde.

Estoy de mal humor. Hace unos minutos tuve que correr cerca de trescientos metros solo por haberme pasado de la parada. Como el predio educativo es enorme, el bus solo frena en las esquinas; para colmo ya es tarde así que a esta hora solo la entrada principal es la que está abierta. No estaba en mis planes entrar en calor de esa forma y, mucho menos, hacerlo bajo el rayo del sol.

Me termino de vestir a toda velocidad. La versión de verano del uniforme deportivo, por suerte, es bastante fresca; solo consiste en una camiseta blanca de mangas cortas, con los bordes en verde y un pantalón corto con falda, del mismo tono verde oscuro de los detalles que tiene la playera. Por otro lado, el calzado es a elección mientras sean zapatillas deportivas: las mías son grises con lunares lilas.

Ya voy cinco minutos tarde. Podría ser peor, por lo que estoy tranquila, no obstante, la profesora no es la misma del año pasado, así que no sé qué clase de persona será la nueva. Por último, tomo una toalla pequeña para las manos y me ajusto mi peinado. Decido tomar el celular que guardé en el bolsillo pequeño del bolso y, así, dirigirme a la clase. Sin embargo, hay un problema.

Mi teléfono móvil no está.

La desesperación comienza a subir por mi cuerpo mientras me araña con sus garras de duda. Estoy segura de que me robaron en el maldito de bus. ¡Es que no veo otra opción! Como estaba lleno de gente, algún aprovechado lo debe de haber tomado de mi bolsillo mientras estaba distraída quitándome los lentes de contacto.

Por las dudas, reviso mi bolso. Sé que lo que estoy haciendo es inútil. Yo sé bien dónde es que lo puse... ¡y no está! Revuelvo mis cosas. Saco todo lo que puedo y lo aviento a mis pies. Con lo único que tengo un poco de cuidado es con la peluca turquesa.

No. No. ¡Y no! No está por ningún lado. Vuelvo a guardar todas mis cosas. Tengo ganas de llorar. La impotencia me domina. ¿Por qué tuvo que pasarme esto? Le pego un puñetazo al casillero de los vestuarios y... me duele más de lo esperado. Maldigo en voz alta. Miro la hora en el reloj digital de pared: ya pasaron veinte minutos desde que comenzó la clase. Siento que es inútil ir tan tarde, pero igual lo hago: tengo que preservar mi orgullo...o lo poco que queda. 

Con mis ojos rojos a punto de estallar y sobándome los dedos de la mano, me presento ante la profesora. Todo esto es culpa de Brolin... Si yo no hubiera ido a su departamento, no me hubiese subido a ese transporte del infierno. Él insistió en filmar ese vivo para ViewTube y, como idiota, acepté. No debí haber hecho algo así un día de clases. Voy a hablar con él y le diré que se acabó esto de faltar al instituto por nuestros canales. De ahora en más, o trabajamos durante los fines de semana, o nada. ¡Estoy tan enojada que quiero estrangularlo!

No me delates  ✔️Where stories live. Discover now