1 1 - Es una cita

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Puedo decir que sobreviví a mis clases de la primera semana de instituto del nuevo año escolar; pero por pura suerte

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Puedo decir que sobreviví a mis clases de la primera semana de instituto del nuevo año escolar; pero por pura suerte. La clase de Teatro fue un fiasco y me hizo replantearme por qué demonios elegí justo ese club. Tendría que haberme anotado como asistente de la biblioteca o en el club del periódico escolar. De todos modos, no sé qué hubiera sido peor. Soportar las historias de juventud de la señora Dinosaurio —la bibliotecaria de setenta y ocho años— o tener que sociabilizar con gente que no conozco.

«Bueno, pensándolo así, no estoy tan mal».

También, podría haber elegido clubes deportivos pero eso ni siquiera entra en discusión. El ejercicio físico y yo no nos llevamos bien. Mi deporte preferido es disfrutar historias que me hagan llorar. ¡Eso activa mi mente de la mejor manera posible!

Además, me siento productiva porque utilicé la hora libre que tenía entre Teatro y la clase de Educación Física para empezar a adelantar mis tareas, como lo haría cualquier santurrona alumna modelo. No aseguro que la calidad de mis respuestas sea la deseada, respondí los deberes de todas las materias en cincuenta y cinco minutos. Los otros cinco restantes los usé para vestirme con el uniforme deportivo.

No hay caso. La profesora de Educación Física me odia. Si me llego a enterar que es amiga de mis padres, me iré de la casa.

Salgo del Saint Adriel College con mi bolso repleto de cosas, sobre todo ropa sucia. En mi casillero solo dejé las cosas que no utilizaría, como todos mis libros y la mayoría de mis cuadernos. Siento que en cualquier momento se me dislocará el hombro con todo lo que cargo.

Me siento en las rejas a esperar a mi padre. Me envió un mensaje para avisarme que está en una reunión de personal y que se va a demorar más de lo normal.

Tengo sueño y frío. Mi cuerpo está helado por el baño. Pensé que llegaría tarde y no quería demorarme demasiado. Si me hubiera enterado, antes, que mi padre tardaría, me hubiera tomado mi tiempo.

Los alumnos siguen saliendo del colegio. En un momento, veo al pelotón del Club de Natación. Ezra está con ellos. Evito mirarlo, por lo que tomó mi celular y abro algunas aplicaciones. Finjo concentración para así evitar cualquier tipo de contacto no deseado.

No obstante, no funciona. Escucho que se despide de sus nuevos amigos y se acerca a mí. Veo su sombra que se para a mi lado. Lo ignoro como una ganadora pero él me quita mi celular de las manos.

—¡Ey! —me quejo—. ¡Devuélvemelo!

Subo mi mirada y le muestro mi peor cara de enojada. No obstante, me congelo por unos milisegundos. Me obligo a tragar saliva. Toda mi fortaleza se va al caño cuando mis ojos se cruzan con los suyos. Su cabello se ha vuelto negro por el agua. Supongo que acaba de salir de las duchas y no se lo ha secado porque le gotea con constancia. Sube una de sus manos y se aparta algunas gotas; agita su pelo y me salpica. Frunzo mi ceño y me cubro, mientras le quito mi celular con brusquedad.

No me delates  ✔️Where stories live. Discover now