🥂 c a p í t u l o e x t r a 🥂

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El murmullo constante de la música se oía en cada rincón, sin embargo, aún era bajo

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El murmullo constante de la música se oía en cada rincón, sin embargo, aún era bajo. Podía observarse que las decoraciones fantasmagóricas brillaban con una luz mortecina idónea para la fiesta. Ella suspiró y bebió el último sorbo de su margarita sin alcohol, se llevó a los labios la pajilla y saboreó el azúcar que se había acumulado en el fondo de la copa. En su lengua se depositaron los vestigios cítricos y observó cómo los empleados correteaban de aquí para allá.

—Señorita, llegó.

La emoción volvió a su cuerpo y pegó un saltó que hizo que su mayordomo retrocediera de forma instintiva.

—¡Gracias! Eres el mejor. —Depositó un sonoro beso en la mejilla y le dio la copa.

Abigail se removió las raíces castañas oscuras de su cabello y sus ondas largas, color lila pastel, menearon al son de la música. Su disfraz de angelito era de todo menos religioso. La microfalda se subía a cada paso que daba y las botas plateadas se adueñaban de su pierna casi en su totalidad. Un paso, luz, otro paso, luz. Las plataformas tenían brillo propio, los LED simulaban ser un halo mágico que la hacía resaltar aún más. Y nada de eso necesitaba porque su belleza, de por sí, ya era exuberante.

Caminaba tarareando una canción al son de un sexy nananá cuando lo vio. Estaba apoyado contra un convertible rojo, en la entrada de la mansión, mientras fumaba un cigarrillo. Usaba un smoking rasgado color granate con costuras exageradas en hilo morado.

Hasta ese momento, todo había sido con su agente: el contrato, el arreglo, los papeles. Su respiración se cortó y por un momento hasta su cerebro se apagó. En la mente de Abigail solo había un pensamiento, aunque más bien era una palabra que no es palabra: wow.

—No sabía que la vista sería tan... hermosa —mencionó él mirando la decoración de la entrada principal y apagó la colilla contra la rueda del auto.

Abigail se sintió completamente ignorada y se le partió un minúsculo fragmento del corazón; pero se reparó cuando él subió sus ojos y le sonrió. Ella no supo que le impactaba más, si el color turquesa brillante de su mirada o estar frente a su segundo viewtuber favorito.

—Bueno... ¿Solo eso es hermoso? —hizo un puchero y meneó sus pestañas, generando en foco en sus ojos grises—. Soy Abigail, encantada de conocerte. Permíteme que te muestre dónde estará el escenario. ¿Te gustaría ver cómo quedó todo el asunto del sonido? Los muchachos acaban de terminar con ese asunto.

—Te sigo. —Fue su única respuesta, pero al girarse ella, él se mordió el labio inferior como el vampiro que podría llegar a ser.

El instinto femenino de Abigail le decía que Anxious solo buscaba generar interés, y no se equivocaba. Ella sonrió y se relamió los labios cubiertos de gloss y glitter como una gatita hambrienta.

Tal para cual.

—Aquí es. Al escenario subes por allí. —Señaló unas escaleras de madera—. Podrías usar este espacio como camerino, para estar tranquilo —sugirió—. Aquí no entrará nadie. Es tu casa, puedes pedir todo lo que desees —le informó e hizo una particular pausa en «todo».

No me delates  ✔️Where stories live. Discover now